El millón es tuyo

Te escribo de corrido. Es domingo por la tarde, pero Dame tres minutos acaba de superar el millón de visitas y creo que debo darte las gracias. ¿Por qué? Sin ir más lejos, por leerme; por dedicarme algo muy valioso: tu tiempo.

Es tiempo de gratitud y de reconocimientos: ¡Hay tantas personas y entidades a las que agradecer! Lectores, colaboradores con distintos posts, “difusores”… Me olvidaría de muchos, por más que hiciera larga la lista. Déjame, en todo caso, que te ofrezca dos nombres, a modo de ejemplo, de dos personas con las que tengo una gran amistad: Begoña San Martín y Pedro Paricio Aucejo. Ella, apoyando y difundiendo cada día; él, saliendo al quite -y regalándome un post- cada vez que veía que mis prioridades me impedían hacer lo que quería: escribirte. Porque ya sabes -te lo dije nada más comenzar- que esta aventura que ha logrado alcanzar un millón de visitantes tiene solo una semilla en su origen: tú.

¿Yo?, dirás. Sí, tú. Te lo indiqué en su momento y lo subrayo a menudo: Te escribo porque me importas. Pienses como yo o no; te conozca o no; tengamos intereses comunes o diversos. Me importas.

Cuando veía que llegaba el millón (te he mencionado antes la semilla), me venía a la cabeza un instrumento musical. Sencillo. Como suele ser la vida ordinaria, la corriente. Te hablo de una flauta de madera.

La flauta comenzó… siendo una semilla (que alguien, esperanzado, sembró).

La semilla se convirtió en planta, que creció gracias al sol y al agua que gratuitamente recibió. Luego ya fue un árbol.

El frondoso árbol, un día ofreció su madera en un último “servicio”, después de haber dado frutos, sombra…

Alguien aprovechó una de sus ramas. Una rama recta, que vació por dentro y pulió por fuera.

La rama se convirtió en un tubo. Quizás podía haber sido una cerbatana; pero ella no quería arrojar dardos, ni flechas, ni herir.

Y siguió entregándose. El mismo ebanista que había vaciado la rama, que la había pulido, hizo una serie de agujeros en ella. La rama perdió para ganar: después de un trabajo ajeno meritorio, ella -que solo se había dejado hacer- se convirtió en una flauta. Podía ser bella, sí: ahí estaba la labor del que la trabajó; pero inútil si ninguna mano y el soplo de un artista sabía, a través de ella, lograr una dulce melodía. La flauta solo era un medio, a tal fin.

Eso quiere, eso ha querido ser cada post de Dame tres minutos: una flauta. Ha costado esfuerzo, paciencia, dedicación… pasar de semilla a… rama de un árbol y de rama… dejarse convertir en flauta. He intentado dejarme “agujerear” y entregar algo de mí, para poder hacer del blog una flauta… para ti.

Si he logrado que, en cada post, cada lector o lectora haya podido colocar sus dedos donde entendiera que debían ir, o haya soplado él, o ella, o la brisa, o el viento, o el espíritu… (ponle mayúscula si quieres…) ahí está el mérito: tu mérito, vuestro mérito.

Espero que hayáis disfrutado, o aliviado vuestras penas, o acompañado silencios, que os hayáis entretenido, o divertido… a base de esta modesta flauta con melodías breves: de tres minutos. Si ha sido así, ya ha merecido la pena: o mejor dicho, la alegría.

Acabo (por hoy) con una flauta que no es mía (esta es de bambú).

Es una petición de Rabindranath Tagore, que elevaba a quien también la elevo yo: “Déjame solo hacer recta mi vida y sencilla, como una flauta de caña, para que Tú la llenes de música”. En beneficio de todo el que quiera disfrutarla.

Gracias, de corazón, por las melodías que habéis sabido interpretar, post a post. Aquí uno solo ha puesto una poca madera y se ha dejado tallar y trabajar: he intentado vaciarme; quizás, sabedor de que dando es como se recibe. Hay que intentar vaciarse de uno -no siempre lo hacemos bien- para posibilitar la melodía del artista (ponle también mayúscula, si quieres, a este).

Gracias, de corazón. Porque, amiga, amigo, el millón es tuyo. Y ahí tienes esta flauta: a tu disposición.

Un abrazo. Y recuerda: te escribo porque me importas.

14 comentarios en “El millón es tuyo

  1. ¡¡¡Enhorabuena y muchisimas felicidades!!! Realmente la flauta ha sonado por muchisimos lugares y como la música ha contribuido a generar pensamientos y realidades que han echado grandes semillas, llamadas a dar mucho fruto. ¡¡¡Nunca dejes que siga sonando la flauta!!!
    Ana

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  2. ¡Vaya que has sabido ser una flauta de madera!
    El Señor te dio ese don de transmitir tantas emociones, reflexiones, cosas de la vida diaria. Gracias por tu don, me gusta tu música y El te bendice 😁

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    • Muchas gracias a ti, María Isabel. Esa capacidad (en la medida en que la tenga) también me ha sido dada, no es para mí, la he recibido como don, para usarlo lo mejor posible. Ello a fin de que, desde la modestia de un pequeño blog, pueda ayudar a los demás. También crezco gracias a quienes me escribís.
      Un saludo muy cordial y muchas gracias de nuevo.

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    • Muchas gracias, Begoña (hazlas extensivas a Pedro). No es la mía una gratitud de mera cortesía, sino que valora vuestro permanente apoyo y un afecto que es mutuo. Un abrazo para los dos y gracias, de corazón.

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  3. Estimado José Iribas,

    “Te escribo porque me importas”
    Te escribo porque te admiro.
    Te escribo porque te sigo.
    Te escribo porque te leo.
    Te escribo porque ha entraste en mi vida.
    Te escribo porque me aportas mucho.
    Te escribo por el tiempo que me das, mucho más que un millón, ¡el tiempo no tiene valor!
    Te escribo porque me ha dado en la gana y porque no me sentiría bien conmigo proprio sin hacer este testimonio.

    Todo se aprovecha en tus posts, todas las imágenes nos quedan bien claras en nuestra cabeza. Qué bueno es tenerte como bloguer, pues el mundo precisa de buena formación, de buenas fuentes, de buenos apoyos, y tu blog es un ejemplo de buena dotrina educacional.

    Siempre ha defendido que es muy importante leer (mis hijos leen más, y con gusto, que miran el móvil) pero, como en todo, existen millones de libros y por eso es necesario saber seleccionar los mejores, pues malos existen muchos.

    Así se pasa con todo, tenemos que seguir los mejores y por eso te sigo.

    Gracias de corazón, tengo la suerte de leer y aprender mucho con todas las imágenes que nos transmites.

    Enhorabuena y sigue…
    Pues un millón ya has alcanzado, (una etapa) pero no existe limite a lo bueno…

    Un abrazo,
    João Afonso

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    • ¡Qué amable eres, amigo João!
      No puedo decirte más que GRACIAS, con letras mayúsculas, por tu generosidad con este humilde “juntaletras”.
      Sois los lectores (a veces pasa en los cuadros) los que desde vuestra mente, vuestra alma, mejoráis lo que yo intento escribir desde el corazón.
      Si le ayuda a alguien, me doy por muy bien pagado.
      No lo olvides: te escribo porque me importas. De hecho, me importabas antes de haber tenido la fortuna de haberte conocido.
      Imagina ahora, amigo.
      Un abrazo fuerte,
      José

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  4. Amigo José,

    Existe un dicho aquí, pienso que ahí será muy semejante, “Diz-me com quem andas, ¡¡direi quemé s!!” (posible traducción directa… “Dime con quien andas, diré quién es.” Se aplica a todos nosotros y por mayoría de razón a la juventud pues es muy influenciables, de ahí la importancia de sus compañías…
    Si nos rodeamos de buenas personas es mas seguro nuestro camino. Tenemos que, dentro de nuestras posibilidades cambiar el mundo para mejor.
    GRACIAS a ti con mayúsculas por el tiempo que te dedicas a todos nosotros.
    ¡Solo puede dar quien tiene algo a dar! Tienes mucho y mucho das.
    Un abrazo amigo,
    João

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    • ‘Dime con quién andas y te diré quién eres’, decimos aquí. Lo mismo. ¡Por eso es una suerte para mí haberte contactado!
      Muchas gracias por tu generosidad y por tu amistad.
      Buen fin de semana

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