7 tips para valorar tu tiempo

Con ocasión de la boda de una de mis hijas, me escribía unas letras (¡a mano, qué gozada!) una tía mía nacida en la antigua Yugoslavia. Es una tía a la que quiero mucho. Como mi tío materno, su marido, con quien vive en Estados Unidos, no podía acompañarnos en tan importante celebración.

Reconozco que la penúltima frase de su carta me impactó. – ¿Es posible -me señalaba- que la vida se haya ido tan deprisa?

Y recordé cuando la conocí. Y cuando asistí a su boda. Y cuando… adolescente, pasé con ella, con mi tío y mis primos, varios veranos en Nueva York.

– Es. Es posible, querida tía.

Traigo a colación esto, porque hace algún tiempo, encontré una breve historia que luego quiero compartir contigo, amiga o amigo lector.

Esta es una semana que empezó con un hecho que no conoces. Y acaba con otro que sí que ha aparecido en los medios. Uno no es noticia y el otro lo es.

Casos como estos ocurren cotidianamente en todo el mundo. Cada jornada. Y a todas horas:

Google indica que cada día fallece en el mundo una media de 155.520 personas.

Para que veas “la otra cara de la moneda”, ¡también afirma que diariamente nacen 372.960 bebés!

Como ves, eso de la tristeza o de la alegría va por barrios (y no lo digo por lo de irse al otro ídem).

Pero no es lo mismo celebrar un bautizo que un funeral. Unos que vienen y otros que se van, podríamos casi cantar con Julio Iglesias.

Se suele decir que cuando uno se despide de este mundo “pasa a mejor vida”. Aunque nadie tenemos excesiva prisa…

Ante un fallecimiento, somos humanos y, hasta para quienes tenemos fe, eso no evita que suframos, que lloremos, la pérdida, la separación de un ser querido. Precisamente por nuestra propia condición. Le ocurrió incluso a Jesús con Lázaro, su amigo… ¡Y fíjate si Él tenía claro a dónde iba!

Es cierto que no nos suele gustar hablar de la parca, que es ley de vida. Pero sin la perspectiva de aquella, quizás podemos perder la de esta.

Siempre que hablo de vida y muerte me acuerdo del post más leído en toda la historia de Dame tres minutos: La última carta, ante la muerte, ante la vida. Por algo será.

A lo que iba: Lo que no fue o fue noticia.

A principios de semana, falleció un joven conocido de una de mis hijas; de treinta y pocos años. Deja viuda y varios peques.

Y al final de la semana (esto quizás lo sepas -depende de en qué país vivas-) ha fallecido un personaje público, a sus 67. O sea, con solo 10 años más que yo.

Lo primero y principal: Descansen, ambos, en Paz. Con mayúsculas. Y que Dios, que es Misericordia (lo supiera uno y/u otro de los que se nos han marchado o no), los acoja en su seno.

Pensaba yo en que (ahora que dicen que nuestro promedio de vida es -al menos por estos lares- de ochenta y tantos años) es seguro que ni uno ni otro tuvieron claro en más de un momento… que romperían -a la baja- la media. Todos aspiramos a cumplir esa media. ¡Qué menos! Como si fuera un derecho. A la vez que parecemos olvidar que, si muchos superan la media, otros no la alcanzan. Si no, la media sería otra…

Pero hoy no quiero hablarte de muerte, sino de vida: del tiempo que tenemos.

En positivo. Y para que le saquemos el mejor y mayor «jugo».

Cuando uno dice -es mi caso- que “tiene” 57 años, se equivoca: esos son los que ya ha tenido; los que ya no tiene.

Y entonces: ¿Cuántos tiene? (por delante) ¿Quién sabe? Como se suele decir -la expresión viene al pelo: “Dios dirá”.

Quería hablarte del tiempo que tenemos. ¡Por delante! ¡Ojalá mucho y con salud!

Esta es la historia que encontré en su momento y te quería contar. He buscado su autoría, sin lograr dar con ella. Pero fuera Agamenón o su porquero el autor… ¡cómo nos puede hacer reflexionar!

El banco.

La historia plantea lo siguiente:

Imagina que existe un banco que cada jornada abona en tu cuenta 86.400 euros.

El banco no arrastra tu saldo día a día: cada noche borra todo lo que no usaste durante el día anterior, cualquiera sea la cantidad.

Tú, ¿qué harías?

¡Aprovechar y emplear bien hasta el último céntimo de euro, sin duda!

Cada uno de nosotros tiene ese banco: su nombre es tiempo. Cada nuevo día, el banco te abona 86.400 segundos. Cuando la jornada finaliza, el banco elimina, y da por perdida, toda cantidad que no hayas invertido en positivo. El banco no arrastra saldos. Cada día, te abre una nueva cuenta; cada noche, elimina los saldos. Lo que no empleas provechosamente, lo no utilizado, lo pierdes. No puedes dar marcha atrás; ni tienes un préstamo “a cuenta del depósito del día siguiente”.

Debes vivir el presente con los depósitos de hoy. Invertirlos de la mejor manera. Darle a ese “caudal”, a ese patrimonio, su mayor rentabilidad diaria. Porque el reloj, y el calendario, continúan moviendo sus agujas o pasando sus páginas de manera inexorable. No hay vuelta atrás. Ni, quizás, muchas certezas sobre cuántos saldos le van a seguir llegando a uno.

El autor de esta historia nos aporta, de manera pedagógica, 7 tips para valorar tu tiempo

  1. Para entender el valor de un año, pregúntale a un estudiante que perdió el curso.
  2. Para entender el valor de un mes, pregunta a una madre que alumbró a su bebé prematuro.
  3. Para entender el valor de una semana, pregúntale al director de un semanario.
  4. Para entender el valor de una hora, pregunta a esos novios que esperan, impacientes, a encontrarse.
  5. Para entender el valor de un minuto, pregúntale a una persona que… perdió el tren.
  6. Para entender el valor de un segundo, pregunta a quien, por los pelos, evitó un accidente.
  7. Para entender el valor de una centésima de segundo, pregúntale a ese deportista de los cien metros lisos que ganó las olimpiadas.

Invierte bien -concluye la historia y lo hago también yo- cada momento que vivas; más si cabe, si lo compartiste con alguien especial, lo suficientemente especial como para darle lo más valioso: tu tiempo. Y recuerda que el tiempo se gasta. Gástalo bien. No mates el rato.

Ayer es historia. ¿Mañana…?

Que no te pese el pasado -que ya se fue-, ni te agobie o genere ansiedad el futuro -¿quién sabe si -y cómo- llegará?:

Hoy es un regalo del que puedes sacar lo mejor. ¡Por eso le llamamos “el presente”!

Estoy cerrando el post, cuando se me acerca mi nietecilla. Ansiosa porque la saque a pasear, ve con inquietud que me alargo al teclado. Y… me pregunta:

-Abuelo, ¿cuánto te queda?

¿Que cuánto me queda…? Y me deja aún más pensativo… ¡Sopla!

Y me acuerdo de Séneca: -Mientras estamos posponiendo las cosas, la vida se da prisa. 

Y recuerdo a mi tía. ¡No hay un minuto que perder! Así que ¡me voy con mi nieta! A disfrutar: – ¡Dame la mano, bonita!

¡Tenemos que gastar el saldo del día!

Nota: Si crees que este post puede ayudar a alguien, tómate solo unos segundos… para compartirlo. Harás bien. 

12 comentarios en “7 tips para valorar tu tiempo

  1. Buenas tarde José,

    Menuda nueva entrada. ¿Cómo valorar el tiempo? Difícil dar una respuesta.

    Me vienen al pensamiento muchas cosas. Entre ellas todas esas frases célebres que hablan sobre el tiempo. En una de mis clases durante este año académico se me ocurrió hablar del tiempo recordando a Miguel de Cervantes que dijo «Confía en el tiempo que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades». A partir de esta frases célebre que interpretamos decidimos abrir un debate sobre lo que representaba para nuestros alumnos el paso del tiempo. Hubo respuestas muy originales como «el tiempo no pasa rápido sino que somos nosotros los que pasábamos rápido en el tiempo».Tengo que reconocer que reflexioné durante un momento y me pareció un comentario muy acertado que invita a la reflexión. Pero lo que más me impactó es la repercusión que ha tenido el tiempo en personas ilustres de nuestra historia.

    Isabel I «Todas mis posesiones por un momento más de tiempo»

    San Agustín «¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé. Pero si tuviese que explicárselo a alguien no sabría como hacerlo.»

    Goethe «!Qué insensato es el hombre que deja transcurrir el tiempo estérilmente»

    Plutarco «Pitágoras cuando era preguntado sobre qué era el tiempo, respondía que era el alma de este mundo»

    Baltasar Gracián «Lo único que realmente nos pertenece es el tiempo. Incluso aquel que nada tiene, lo posee.

    Jean Paul Sartre » No perdamos nada de nuestro tiempo; quizás los hubo más bellos, pero éste es el nuestro».

    Y guardo para el final uno que me encantó del poeta Mario Benedetti «Cinco minutos bastan para soñar una vida, así de relativo es el tiempo».

    Y para terminar aquí os dejo con otro precioso : «Cuando decidas dejar de abandonar un sueño, piensa en por qué lo has perseguido todo este tiempo».

    Buen fin de semana,

    À très bientôt!

    Norma : )

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  2. Buenas! Aquí Jaír, de EfectiVida.
    Excelente José! He disfrutado mucho, como siempre que te leo. Pero esta vez además, has tocado un tema que me apasiona: el tiempo. De hecho, a ciencia cierta, no se comprende del todo qué es. Hay quien dice que solo es una sensación de nuestro cerebro. Otros que es el movimiento atómico. ¿Y cuándo empezó? ¿Y terminará? ¿Es el tiempo igual para todos? Como digo, un tema fascinante.
    Pero además, has señalado muy bien la relatividad del tiempo y su valor. Y es algo que deberíamos recordar siempre, como cuando adquirimos un objeto que vale x euros. Son euros sí, pero también equivalen al tiempo que necesitaremos para conseguirlos.
    En definitiva, gracias José, por hacernos pensar un día más. Leerte es tiempo bien invertido, sin duda.
    Un abrazo desde Canarias!

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    • ¡Muchas gracias, Jaír!
      Recuerdo haber leído un post tuyo que hacía referencia a lo del valor del tiempo que necesitaremos para hacernos con el objeto y que se añade al coste de este (creo recordar que hablabas de que el cine no nos cuesta solo lo que vale el ticket de acceso a la sala). Muy interesante.
      Ya sabes que… siempre que tengas tiempo, un comentario o un post tuyo es una gran aportación. Animo a mis lectores a que lo comprueben siguiéndote y leyendo tu magnífico blog.
      Un abrazo y buen fin de semana,
      José

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  3. Hola:

    Yo no me doy cuenta si está pasando el tiempo rápido pero estoy seguro de que he oído a mi madre decir que cuanto más edad se tiene te parece que el tiempo va más deprisa.

    Que sea el Señor el que decida si vivo hasta los 80, más años o menos porque total estamos aquí de paso y lo mejor es estar en el cielo.

    ¡¡Abrazo!!

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    • Dicen que el tiempo vuela. Los que somos padres desde hace bastantes años, lo sabemos bien. Lo importante es vivir esos años (los que sean) dándole sentido a tu vida, intentando aportar algo bueno a la sociedad de la que formas parte, especialmente a los más necesitados.
      ¡¡Un abrazo fuerte!!

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  4. Querido José: como siempre, muy buena aportación. Tu entrada me ha despertado, también como siempre, nuevas ideas. Tantas que… habrá que plasmarlas, je, je, en un libro; do you «comprending»?
    De momento, comento que, como bien dice mi admirado San Agustín, no sabemos, nadie sabe, qué es el tiempo, a pesar de ser un invento “nuestro”. Todos sabemos que la velocidad a la que «pasa» el tiempo (curioso concepto) depende del punto de vista; p. ej. si estás dentro o fuera del WC. (Perdón por el bajonazo académico). También sabemos, tú de alguna forma lo comentas, que «pasado», «presente», y «futuro» son indistinguibles.
    Por otro lado, la correlación entre aprovechamiento del tiempo y felicidad no suele ser alta; hay personas felices e infelices en ambos extremos de la escala del «aprovechómetro». Hay percepciones sobre el aprovechamiento del tiempo que no valoran, o desprecian, la inactiva actividad de la contemplación y otras que no valoran, o desprecian, la alta interactividad, la atención pronta a los estímulos, la habilidad de pasar de una actividad a otra con agilidad y sin apegamiento.
    Tiendo a pensar que la clave de la felicidad, anhelo común de los humanos, no está tanto en la cantidad de cosas que hagamos o de la velocidad con que las hagamos como en la intención de sumar, de cuidar, de contribuir al bien de la Humanidad y de la Naturaleza; en suma, en la intención de cumplir con la Voluntad de Dios que, absolutamente, es lo que nos conviene a cada uno, y a todos, en todo momento.

    Saludos muy cordiales a ti y a tus lectores.

    @JFCalderero

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    • Querido José Fernando: una de las cosas buenas que tiene el post (he de admitirlo) es que ha provocado tu reflexión y comentario. Y ya sabes (o, al menos, lo sé yo y no pocos de quienes leen Dame tres minutos) lo mucho que ello aporta a quienes leen.
      Mil gracias por todo lo que dices. Todo comunica, nos hace pensar… y aprender.
      Te llamo esta semana, sin falta. Me lo apunto.
      Un abrazo desde algún lugar entre Madrid y Pamplona. O sea, desde el tren. Este sí me gustaría que fuera un viaje veloz… ¡La familia espera!
      Un abrazo muy fuerte!

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  5. Buenas tardes, José,
    Que buena entrada, ¿qué es el tiempo?
    Te voy a contar o que me ha pasado.
    Mismo hoy hablaba con mi mujer y ella no sabia que regalar a una amiga con quien iría hablar. Una amiga que le necesitaba. La duda era entre dos cajas de chocolates, nada más.
    Ayer, mi mujer ya tenia dudas si hacia bien perder tiempo a ir hablar con su amiga, si no seria una fuga a sus deberes de madre (tenemos 14 hijos, pero en este momento solo 10 en casa, pues los otros están fuera trabajando y estudiando) y por eso muy tiene que hacer como buenísima madre que es.
    ¡Mi mujer es una persona super organizada, como no! Y en realidad estaba en un dilema, me cuestionaba se hacia bien, ir a comer con su amiga para hablar, desde las 13h hasta las 15h.
    Hablar… hablar… estar con su amiga eso sería o que iría hacer.
    José, sabes o que le dice…
    Cariño, o más importante que le vas a dar es tiempo. Tiempo es vida y eso es que es importante.
    Por eso o valor del tiempo es la vida que vivamos y que damos a los otros.
    No puedes dar nada mejor que tu tiempo. Se quedó encantada y ha sido buenísimo para las dos.
    Gracias por todo José y bueno fin de semana.
    João
    PS
    Perdón por los errores, soy portugués y estoy dando los primeros pasos a escribir, pero espero que se entienda, y se me corriges alguna cosas mejor

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    • Querido Joao:
      Muchas gracias por compartir tu reflexión y por tus palabras. Te explicas muy bien! A ver cuándo hablo en portugués la mitad de bien que tú en español.
      Enhorabuena por esa gran familia! Y por el valor de la generosidad!
      Un abrazo fuerte,
      José

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  6. Buenas tardes,
    ¡Cuánta razón tiene! El tiempo pasa deprisa y no nos damos cuenta de que a veces hemos malgastado parte de él en quejarnos, en aspirar a cosas que son realmente imposibles, en enojarnos con quienes amamos, debemos vivir el presente y procurar no molestar al de al lado, pero que eso no quiera decir que dejaremos de hacer cosas por contentar a quienes ya han vivido su vida. Todos tenemos que aprender de nuestros propios errores.
    Yo ya voy por los 68, y ahora disfruto de lo que me da la vida: mis nietos y la presencia de mi esposo, y que Dios me lo conserve muchos años, pero de vez en cuando, aunque cada vez menos, pienso en cosas que pude hacer y que tal vez por un respeto mal interpretado por mi parte no me atreví a llevar a cabo.
    Saludos,

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    • Buenas tardes. Muchas gracias por su comentario y aportación, Lola. Con esa edad, hoy se es joven! Sobre todo si se mantiene el espíritu “animoso”. Ello es más fácil si, unida a la actitud, uno tiene la compañía y el cariño de sus seres queridos.
      Un saludo muy cordial!

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