La familia y la escuela

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Antes de leerme, déjame que te invite a hacerlo con una breve, pero interesante y muy reciente entrada del blog de Educación Responsable, de la Fundación Botín, titulado Claves para la colaboración familia-escuela.

Su blog me parece muy profesional y, a su vez, práctico, y pone en valor la importancia de la educación socioemocional y en la creatividad. Más de 750 colegios han implantado ya su programa.

Te animo a conocerlo.

Esta que ya va a continuación es una entrada especial, de mi autoría. Por si a alguien se le ha escapado el post que INED21 me publicó en su blog con el título del encabezamiento.

Hay que seguir trabajando por la complicidad y colaboración entre la familia y la escuela: en beneficio de nuestros hijos.

Aquí os dejo el link, por si queréis hacer clic: enlace

Gracias a todos, especialmente a http://www.INED21.com

LA FAMILIA Y LA ESCUELA

“Educa la tribu entera”.

Lo habrás leído más de una vez. En mi blog personal he reflexionado sobre ello.

También he escrito, específicamente, sobre alguno de los profesionales que trabajan en la comunidad educativa y que algunos –no es mi caso– situarían injustamente en su “periferia”. Por ejemplo cuando, siendo consejero de Educación, quise rendir homenaje a la figura del conserje del colegio.

E incluso fui más lejos (si nos referimos a todo lo que se pone en movimiento para que una Administración funcione –también la educativa–) cuando me acordé del chófer y el escolta del consejero.

Sé que son referencias, las últimas mencionadas o incluso la del conserje, que no habrán abundado en el análisis de qué nos ayuda a educar.

Educa la tribu, sí, pero cuando cualquier profesional de la misma cumple su tarea de manera impecable es interesante destacarlo. Porque la palabra convence pero el ejemplo arrastraY el ejemplo en el entorno educativo (en el que estaban quienes te he citado) es especialmente educador.

Primera educadora

Hoy quiero hablarte de una parte esencial de la comunidad educativa: la, con razón, denominada primera educadorala familia. La que, como decía Goethe, debe dar a sus hijos raíces y alas.

Sobre ella pesa la primera responsabilidad de educar a sus hijos, deber que no puede delegar y al que no cabe renunciar. Sin perjuicio, obviamente, de que los profesionales de los colegios han de apoyar y complementar dicha labor.

La familia confía a la escuela lo mejor que tiene: sus hijos. Y los profesionales de la educación cuentan entre los pupitres de sus aulas, también, con su esencial razón de ser: sus alumnos. Y coincide que lo mejor de la familia (sus hijos) y de los maestros (sus alumnos) son las mismas personas.

Permíteme alguna reflexión al hilo de todo lo dicho:

  • Es imprescindible la comunicación, la colaboración, la complicidad entre familia y escuelaYa advertía Helen Keller que si solos podemos hacer poca cosa, unidos podemos obtener grandes logros.
  • Puede favorecer -y mucho- esa complicidad el que la familia haya podido elegir el colegio: facilitará el sentimiento de pertenencia y la mayor coherencia entre el proyecto educativo de los padres y el del centro.
  • Sabemos cuánto ayuda, también en los resultados académicos y en el clima escolar, la implicación de las familias en la actividad de sus hijos en el colegio.
  • Todo esto no debe hacernos olvidar que el resto de miembros de la comunidad educativa (y desde luego la Administración) han de cumplir eficazmente su papel para favorecer la mejor educación.

Escolarización…

Desde que el niño inicia su formación en la escuela es imprescindible un seguimiento personalizado para garantizar su éxito escolar. Ahí es clave la figura del tutor, que centraliza la información de todos los profesores que atienden al alumno. Una de las importantes responsabilidades del tutor es mantener una fluida y habitual comunicación con las familias.

En esta primera etapa es muy relevante esa comunicación de cara a la identificación precoz, si los hubiera, de problemas de aprendizaje. Ello para propiciar una intervención inmediata y específica. El pediatra puede ser otro colaborador clave en esa detección precoz. Si esta se produjera, el centro ha de contar con apoyos y refuerzos específicos que trasladarán a tutor y familias los datos principales de la intervención: duración, estándares que se van a trabajar, especificación de los aprendizajes alcanzables, etc.

Obviamente, todo alumno precisa de una evaluación periódica para diagnosticar el grado de asimilación de los aprendizajes alcanzados. Si se detectan insuficiencias, el profesorado ha de establecer un plan de recuperación inmediato implicando a las familias y con los apoyos tanto del tutor como del equipo docente.

Competencias y valores

Un objetivo esencial es propiciar el desarrollo de las competencias básicas recogidas en los objetivos de la etapa. A dicho fin cooperan los contenidos trabajados, las destrezas y habilidades desarrolladas.

Pero no debemos olvidar que las actitudeshábitos y valores son eje de una formación humana integral. Hacen madurar al niño. Sobre todo ello he escrito (y aportado material de interés) en varias entradas de mi blog personal, por ejemplo en “Valores que deben cotizar” o en “El valor de los valores.

En nuestro Plan estratégico para el éxito escolar en Educación Primaria se indica: “La principal tarea se llevará a cabo mediante la acción tutorial con las familiasLa información frecuente, el establecimiento de pautas comunes, el trabajo conjunto en una serie de hábitos y valores redundará en una mejora de la educación de los hijos”.

El aludido Plan prevé incluso cómo “en ciertos casos será necesaria la firma de contratos entre familia y escuela, con compromisos escritos por ambas partes y un seguimiento planificado a lo largo del tiempo”.

Conclusión

Sin perjuicio de los deberes de los otros miembros de la comunidad educativa, de los que tocará hablar en otra ocasión (y quiero subrayar aquí los de la Administración), la implicación de las familias en los centros es vital para la educación integral de sus hijos. No porque “el ojo del amo engorda el caballo” –frase que puede tener una connotación de desconfianza– pero sí porque la participación, la colaboración y la coordinación son esenciales. Lo deja muy claro el valioso estudio del Consejo Escolar del Estado que te adjunto.

No debe pasarnos lo que a aquellos dos que se esforzaban, en medio de una puerta abierta de par en par, uno levantando el sofá de un lado y el otro del otro. Tras mucho empujar, tan denodada como infructuosamente, el primero le pregunta al otro: “Oye, ¿estamos intentando meterlo en la habitación o sacarlo?”.

Así que, entre familia y escuela, ideas claras, coherencia y unidad de acción.

6 comentarios en “La familia y la escuela

  1. Buenos dias

    esta noche la lluvia ha sido tan bien recibida que he decidido madrugar un domingo de agosto por el simple (o no tanto) placer de ver como amanece, mientras llueve.

    Te agradezco enormemente que incies este hilo porqué estoy tan de acuerdo que debo ser crítico con muchas de las cosas que reza el post.

    Desde un punto de vista general, integral y transversal hay, bajo mi punto de vista, dos ideas contrapuestas y de algún modo antagónicas; Escuela – Familia: Si la familia es el primer educador y a éste se le van agregando actores educativos que EDUCAN al niño o la niña, mi percepción es que el texto en realidad le esta otorgando a la Escuela un lugar en dicha educación de sorpaso. Es decir,

    – se inicia el timeline cuando la niña o niño entran en el circuito educativo formal que viene a ser los 6 años o en el mejor de los casos 3 de forma establecida. Mucho menos generalizada es la asistencia a espacios educativos de 0 a 3. Pasando por alto el primer de los dos momentos que se consideran más importantes en la formación de la personalidad, el comportamiento y el desarrollo del infante neuronal y social. El papel de la familia nuclear (y de quien les rodea) es primordial y sus actos definen el resto de la vida de la nueva persona. Así de contundente.

    – en el caso que dado un diagnóstico que lleve a pensar una problemática cognitiva, conductual, aptitudinal o de cualquier tipo en su desarrollo hablas de un plan de recuperación inmediato implicando a la familia y es ahí donde creo que la administración debe ponerse a trabajar duro y muy duro si se planteara un plan INMEDIATO de recuperación para el ENTORNO implicando a la familia. En el gradiente de sociabilidad del niño desde problemáticas asociadas a dificultades en el proceso de instrucción a los relacionados con dificultades y transtornos psico-bio-sociales hay una caída al vacío de los padres y madres que tienen el deber (legal y de vida) de EDUCAR al niño o niña.

    – El paradigma de la educación puede variar muchísimo de unos a otros y proponer un consenso es una empresa dificil, no obstante nos debemos a pensarla y a aventurarnos a darle forma. Por ese motivo la crítica que hago no se basa en la destrucción de lo conocido para reemplazarlo por senderos difíciles de caminar, sino porque la Escuela de hoy tiene un diseño arquitectónico instructivo, donde el objetivo (más claro que nunca desde las dos últimas reformas educativas y que por cierto, viendo el recorrido de los últimos 40 años viajamos a placer de la deriva) es convertir en productivos trabajadores obedientes más que a personas con una educacion integra y de valores éticos. Todo esto pese al incalculable valor que suponen los atomistas actores educativos – familia, maestros y maestras, educadores y educadoras infantiles, vecindario, conserjes, choferes, escoltas y consejeros y consejeras 😉

    Finalizo con el comienzo. Se hizo famosa en RRSS la carta que envió un profesor a sus alumnos para que desempeñaran tareas educativas para el verano, vino a pedirles algo así como que pudieran algun dia dejarse sentir el placer de levantarse un domingo bien temprano y ver amanecer un lluvioso dia en un verano infernalmente acalorado.

    Muchas gracias por la lectura

    Esteve Torregrossa
    Educador Social

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    • Estimado Esteve:
      En primer lugar, quiero agradecerte el tiempo dedicado a la lectura y reflexión de esta entrada del blog y a trasladar tu opinión respecto al post.
      Comienzas por reconocer, meteorológicamente hablando, lo que es también una realidad social: nunca llueve a gusto de todos. Aunque la realidad es que aplaudo tu madrugón porque a mí también me gusta (en su debida dosis) la lluvia y los amaneceres. Es más, creo que a pocos nos molestaría que lloviera a esa hora (en verano especialmente) si luego nos garantizasen que iba a despejar.
      Si no discrepo en tu inicio, he de decirte que, con respecto al resto, quizás podamos coincidir (o no) en algunos aspectos.
      Creo, sin dudarlo, que la familia es la primera educadora.
      Creo que, cuando la familia escolariza a su hijo le está confiando al colegio, aquello (aquél) que más le importa.
      Creo por ello que es muy importante la sintonía y la complicidad entre ambos agentes educativos.
      El papel de la familia es nuclear en la educación de sus hijos, sí.
      En cualquier caso, hay ocasiones en que -como apuntas- un hijo concreto puede tener unas determinadas necesidades especiales que hay que detectar. A veces, la familia no sabe o no puede hacerlo: ahí aludía yo al papel de determinados profesionales tanto del ámbito educativo como ajenos a dicho ámbito (p. ej. el pediatra).
      Cuando se produce esa detección temprana de un problema de desarrollo es especialmente necesario ponerse manos a la obra. Allí jugarán todos un papel relevante para intentar sacar adelante la vida personal y académica del chico. Se trata de que éste crezca al máximo de sus posibilidades y se sienta acogido, querido y feliz.
      Habrás visto en mi post (creo que lo subrayo en al menos dos ocasiones) que, ante una situación como la descrita, la Administración no puede ponerse de perfil. Insisto en ello porque la detección en muchas ocasiones exige preparar, acompañar y ayudar (proveer de recursos no solo materiales) a una familia que vive el dolor y a veces desconcierto ante lo frecuentemente inesperado. Y que tiene derecho a ser apoyada en la educación de su hijo, persona con idéntica dignidad que los demás y con derecho a la igualdad de oportunidades. La familia, el entorno, debe ser respaldado expresamente cuando esas situaciones se dan. Y, si partimos de que cada familia es distinta, debe serlo más cuando su necesidad es mayor. Insisto: ahí ni la administración, desde luego, ni la comunidad pueden ponerse de perfil. Un hijo con una necesidad es una familia con una necesidad.
      Por lo demás, coincido en el valor superior de la educación (que no se ciñe a la mera instrucción) y en la importancia de que hijo y alumno adquiera hábitos positivos, valores. Si vas a los enlaces del post verás que el pasado curso iniciamos un interesante trabajo con relación a estas cuestiones. Porque queremos formar no solo a los mejores profesionales del mañana sino, especialmente, personas de bien, que es algo no incompatible con lo primero pero más importante aún que aquello.
      Bella anécdota la que cuentas en el final de tu análisis. La única pena que alguien entienda como tarea ese esfuerzo (que puede serlo) de madrugar para ver amanecer.
      Que no se olviden de que a quien madruga, Dios le ayuda.
      Tú ya has disfrutado de la belleza del amanecer. Y espero que lo hagas también (para eso lo he escrito) de ver que he intentado dar alguna respuesta a tu comentario.
      Quizás podamos (o no) estar más de acuerdo. Por mi parte, abierto a ello.
      Feliz domingo y muchas gracias, de nuevo, por trasladar tu visión.
      Un saludo cordial.

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  2. No trabajo ni tengo experiencia en el sector de la educación. Pero estando en mi etapa inicial como padre, el sentido común me dice que la responsabilidad de la educación no es de nadie mas que de nosotros, los padres (o la familia si extendemos el término).

    Es nuestra responsabilidad. Y con los mimbres que haya, deberemos elaborar el cesto que mejor podamos. El mimbre más cercano: el centro educativo y todo lo que conlleva. Todo lo has descrito en el post magnificamente. Pero, si me permites el comentario, como padre preocupado, interesado y, al menos lo intento, responsable… echo en falta los «cómo». ¿Qué consejos darías a unos padres con las exigencias de su día a día, con muchas preocupaciones y miedos en la cabeza, con escasez de tiempo, …, para implicarse implicarse en las acciones educativas del centro?. ¿Es realmente posible esa interacción?

    Porque el problema, y aquí ya si que tengo experiencia, de la misma manera en que no nos han enseñado a aprender a trabajar, no nos han enseñado las competencias necesarias para relacionarnos de manera efectiva con nuestra realidad a día de hoy (habilidades, emociones, …), creo que tampoco nos enseñan o, al menos, no hay muchos recursos para aprender qué hacer en la línea adecuada para cumplir con nuestra responsabilidad como padres de formar personas de bien. ¿Qué podemos hacer?

    Los padres, en muchas ocasiones, están perdidos. Sin rumbo. Sin saber qué hacer, ni a quien dirigirse,… y eso genera frustración.

    Es en el solapamiento de intereses genuinos y generosos donde aparecen las grandes alianzas de colaboración, y en esta ocasión, ese solapamiento entre familias y maestros eclosiona en los alumnos. Me ha gustado mucho esa visión.

    Un abrazo José

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    • Estimado David
      Te agradezco mucho tu interesante comentario.
      Podría dar una respuesta sobre la marcha, pero descubro en tu inquietud un interés que puede el ser de muchos padres o madres. Esos consejos que me pides merecen un post. Y me comprometo a hacerlo. En él, si me lo permites, te mencionaré por tu nombre propio (solo quien haya leído este comentario podrá saber de quién hablo). Muchas gracias por tu análisis y por aportar. Lo bueno de un blog es que sea «de ida y vuelta»!
      Un abrazo

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      • Me parece una gran idea José. Puedes mencionarme sin ningún problema (nombre propio o completo) en ese post… aquí estamos para hablar alto y sin complejos, ¿verdad? 😉

        Por supuesto, cualquier ayuda en la que pueda ser útil para ese post, aquí estaré

        Un abrazo

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