Cuentan que en una ocasión el presidente Obama salió a cenar con Michelle, su esposa. Se encaminaron hacia un modesto y discreto restaurante. Pretendían con ello, de una parte, salir de la rutina… y, de la otra, salir de la cena… y poder venderlo a los medios, presentándose como personas sencillas. Tras acceder al establecimiento, el chef se les acercó y los saludó amablemente. Lo hizo con especial cordialidad con la primera dama a la que parecía conocer de algo más que la tele o los periódicos. Tras marchar el chef a otras tareas, Obama preguntó a su esposa:
– ¿No has notado en el chef una especial confianza al saludarte?
Ella contestó:
– ¡Barack, no se te escapa una! Cuando yo era una chiquilla fui su amor platónico durante bastante tiempo…
Obama le dijo sobre la marcha:
– Si te hubieras casado con él, hoy serías la mujer del chef de un restaurante.
La primera dama le advirtió, sonriente:
– No, mi amor… Si yo me hubiera casado con él, ¡él hoy sería el presidente de los Estados Unidos!
No doy por cierta la anécdota, pero me sirve para, sabiendo que hay ya en algunos países presidentas y “primeros caballeros” (pocos aún), abordar con un punto de humor la importante cuestión que da título a esta colaboración.
Hoy aún queda mucho por avanzar en materia de igualdad en muy distintos ámbitos (podemos apuntar aquí el de las aún escasas directivas de grandes, o no tan grandes, empresas o el de “a igual trabajo, igual salario”). Y nada de esto se improvisa.
El árbol social hunde sus raíces en la educación. No podrá haber frutos adecuados si no atendemos a aquél como es debido. Tenemos que impulsar al sistema educativo hacia el objetivo de plena igualdad de oportunidades, real y efectiva, entre las personas de uno y otro sexo.
Ello ha de ser posible a través de la información, sensibilización y formación de todas las personas y especialmente –pero no solo- a través de la educación de los niños, niñas y jóvenes en nuestros centros escolares.
Tenemos que educar en y para la igualdad de hombres y mujeres, haciendo posible esa igualdad de oportunidades, de trato, de derechos, y la erradicación de cualesquiera estereotipos sexistas. Tenemos que propiciar unas relaciones basadas siempre en el respeto y la corresponsabilidad en todos los escenarios sociales.
Para todo ello se necesita una estrategia, una planificación, que tenga en consideración el bagaje con el que cada sistema educativo cuenta ya y programe su proyección a futuro.
No sé si conoces la anécdota de un presidente al que su consejero de industria le presentó un plan en unos voluminosos tomos. No eran los tiempos de las TIC:
-Presidente, aquí tiene el plan de desarrollo.
-Muy bien, consejero. Ahora lo que toca es el desarrollo del plan, le respondió. Pues eso, que hacen falta ambas cosas.
El sistema educativo precisa, en efecto, de un plan. Un plan de la administración competente que luego ha de concretarse en la planificación de cada centro.
Todo plan debe sustentarse en datos reales y ha de estar amparado por un marco normativo que propicie la mayor y mejor implicación en el mismo de cada centro escolar.
Cualquier plan profesionalmente elaborado debe formular objetivos, líneas de actuación e indicadores específicos y evaluables. Y plazos. Obviamente, el plan ha de ser objeto de seguimiento y evaluación permanente, en un proceso de rendición de cuentas y mejora continua.
Cuando, hasta hace bien poco, ostentaba la responsabilidad de dirigir la política educativa de la Comunidad Foral de Navarra propicié la elaboración de una propuesta de “Plan para la educación en igualdad…”. Te la adjunto en el siguiente enlace.
Entendimos que eran cinco los grandes objetivos a plantear.
Éstos eran relativos:
1) Al sistema educativo en su globalidad.
2) Al currículo.
3) A la coeducación y la mejora permanente de la convivencia.
4) Al papel de la orientación educativa, y
5) Específicamente a la denominada “educación de personas adultas” (coeducación a lo largo de todo el proceso educativo y por ello también en este ámbito, donde –incluso- puede haber más déficit).
En torno a aquéllos, entendíamos debían desplegarse nuestras líneas de actuación e indicadores concretos.
Nuestro planteamiento era orientar todas estas políticas al desarrollo integral de las personas: Debían transmitirse –e interiorizarse- contenidos, criterios, valores, derechos y deberes, actitudes, normas…
Nuestro modelo, nuestra apuesta, es el de escuela inclusiva. Una apuesta que todos nuestros centros comparten y que es exigible ética e incluso legalmente.
¿Qué escuela queremos, cuál necesitamos, cuáles son esos cimientos educativos en los que asentemos la esencial igualdad entre hombres y mujeres?
- Nuestra educación ha de estar basada en el respeto a la idéntica dignidad de mujeres y hombres y garantizar a unas y otros, en condiciones de igualdad, posibilidades de desarrollo personal integral en función de sus méritos, sus capacidades y sus decisiones libres y responsables. Se ha de preservar el máximo respeto y la plena igualdad de derechos, de trato y de oportunidades entre los hombres y mujeres a la hora de crecer y desarrollarse académica, personal y socialmente.
- En nuestras escuelas, por ello, se ha de fomentar:
- el rechazo de toda forma de discriminación por prejuicios o estereotipos.
- la educación a alumnas y alumnos en igualdad de objetivos, principios y recursos de cara a la construcción de una sociedad sin discriminaciones ni exclusiones.
- Nuestro alumnado ha de disponer de una orientación académica y profesional no sexista. Apoyará a alumnas y alumnos en la elección de su futuro profesional y a que puedan escoger, previamente, las opciones académicas en función de sus capacidades, deseos y expectativas.
- Nuestro currículo ha de integrar indistintamente el saber de las mujeres y de los hombres y ha de dar visibilidad a unas y otros en su contribución social, cultural, científica e histórica al desarrollo de la humanidad. Es especialmente relevante la visibilización del papel de la mujer.
- Nuestra educación debe reforzar la autonomía y la responsabilidad de las alumnas y alumnos para que, con ayuda de quienes les educan, configuren un proyecto personal de vida y se puedan hacer cargo de sus actuales y futuras necesidades en el ámbito público, en el social, en el profesional, en las tareas familiares, en el cuidado de las personas, etc. Se promoverán modelos de convivencia en igualdad, en colaboración y la corresponsabilidad, fomentando desde las edades más tempranas valores que lo favorezcan.
- Nuestro sistema educativo ha de contribuir a la continuidad y el éxito en el mismo de todas las alumnas y alumnos, evitando abandonos tempranos, con especial
atención a la diversidad y a la eliminación de barreras de género o de otra índole. - Necesitamos una educación, finalmente –pero no en último lugar- que fomente la colaboración con la familia, primera escuela natural de valores, de respeto, igualdad y convivencia entre las personas de uno u otro sexo. Las políticas educativas han de tener en cuenta a sus dos principales agentes: la familia y la escuela. En una y otra se contribuye de manera decisiva a la configuración de la personalidad de la ciudadanía del mañana. En la medida en que familia y escuela cooperen en la educación y en el fomento de valores y derechos a que antes hemos aludido propiciaremos que se creen relaciones equitativas, justas y respetuosas.
Dejo para otra ocasión cuestiones concretas pero esenciales: por qué en general los alumnos varones tienden a hacerlo peor en muchas de las pruebas de PISA, por qué ellas no acceden tanto a determinados grados universitarios (ingenierías, por ejemplo), etc, etc, y… qué cabe hacer para solventar estos u otros problemas. Daría para varios posts.
Adelanto la siguiente documentación, a tener muy en cuenta:
Concluyo con una afirmación: es obvio que queda mucho camino por recorrer. Sigue habiendo retos en nuestra sociedad actual para potenciar una educación en y para la igualdad entre mujeres y hombres. Hay planes por hacer y otros hechos por desarrollar, pero vamos avanzando –y era hora -.
Cabe, pues, una cierta mirada de optimismo, de esperanza, que además necesitamos. A ello invita, también, el interés que suscita esta cuestión. El que ha propiciado, por ejemplo, que Community of Insurance haya tenido la gentileza de ofrecerme la posibilidad de publicar esta visión en su blog. Muchas gracias por ello.
Esta es una entrada especial. Enlaza al post que Community of Insurance me publica hoy en su blog con el título del encabezamiento.
Hay que seguir trabajando por la igualdad, la corresponsabilidad y el respeto a la idéntica dignidad de mujeres y hombres. Hacerlo desde la Educación es garantía de futuro.
Aquí os dejo el link a la publicación original, por si queréis hacer clic: enlace.
Gracias a todos, especialmente a Community of Insurance.
Qué tranquilidad da ver tratar estos temas de igualdad a gente preparada y con valores como José Iribas. ¡Cuánta ignorancia de base que lleva a conclusiones dañinas! Me ha encantado la frase: “El árbol social hunde sus raíces en la educación”. Eso necesitamos, una educación basada en un conocimiento profundo de la persona. Muchas gracias por compartir tanto y bueno. Quien más da, más crece.
Gracias
Natalia
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Muchas gracias, Natalia por tus generosas palabras. Ya sabes que (como convinimos: sin prisas para ti) este blog se enriquecerá con un post tuyo. Porque queremos contar con personas preparadas y con valores! Date por aludida. Feliz noche! José
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Me ha gustado la presentación del artículo y comparto la gran mayoría de las opiniones. Sin embargo, no he podido evitar darme cuenta que hay temas que se dejan de lado. En el plan citado se habla mucho de fomento de igualdad de derechos, participación, sensibilización, violencia de género. Pero no se proponen medidas concretas. Al final del artículo se incluyen varios informes (pisa, consejo escolar del estado). De estos informes extraigo los importantes avances en la inclusión y progreso de la mujer en el sistema educativo. Pero no se desarrolla la problemática de que los chicos tienen más dificultades para terminar los estudios. Tengo entendido que esta es una problemática creciente, pero apenas se menciona y desde luego no se desarrollan las causas. Está claro en los informes que las problemáticas de género son distintas y que los progresos no se producen por igual. Pero estarán de acuerdo que por mucho que se parta de que un grupo, que se ha presupuesto más desfavorecido por el sistema, esté consiguiendo mejores resultados no nos descarta la brecha de género como afirma el informe pisa de 2015. ¿Hay algún documento que se moje más en las medidas ante estos problemas?
PD: lo dejo aquí porque la página no me deja comentar.
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Buenos días, Cristian. Muchas gracias por tu aportación. En efecto, el post no aborda todos los planteamientos. El enfoque desde la perspectiva de la mujer es debido a que se hizo para apoyar un evento sobre Mujer, Igualdad y Emprendimiento. Efectivamente hay una brecha de género, que también en algunos casos (p.ej. la compresión verbal) afecta negativamente a los varones. Hay distintas teorías sobre por qué ellos obtienen mejores resultados en matemáticas y ellas en lengua y literatura. Hay quienes dicen que ellas leen más y ellos juegan más «a las máquinas». El Consejo Escolar del Estado publicó un informe sobre la brecha de género en algunos ámbitos en perjuicio de los varones. Creo que fue en 2010. Tenemos que trabajar y avanzar en y hasta la igualdad de oportunidades de todas las personas, con independencia de su sexo, raza, religión o cualquier condición individual o social. Gracias por tu interés y aportación. Un saludo cordial.
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Desde el momento en que se fundamenta usted en documento que incluyen la palabra «genero» y sabiendo que esos documento han estado hechos para desacreditar, deshumanizar y denigrar al sexo masculino, sin por ello que las féminas tampoco salgan muy bien paradas, ya, el resto, es pura palabrería politicamente correcta.
¿Igualdad? En los 90 había muchisima mas igualdad entre hombres y mujeres que hoy en día, tras la implementación de leyes como las de «vilencia de género», que solo han servido para fastidiar, tanto a los hombres, a los núcleos familiares, etc. y todo eso ¿por qué? No por la igualdad, como dice usted, sino por la sopa boba, los 2400 millones de euros que reciben las asociaciones de feministas, sea dicho de paso como se ha denigrado el nombre ese, desde europa cada año. ¿Los derechos de las mujeres? les importa una mierda, ¿los derechos de los niños? son solo mercancia con la que atacar a los hombres, ¿los derechos de los hombres? ¿que es eso de hombre? «machete al machote», esa es la igualdad que quieren los movimientos feministas de hoy en dia.
Si Emilia Pardo Bazán, de la que hoy se cumplen años de su nacimiento, levantara la cabeza, se pegaba un tiro directamente de ver en lo que se ha convertido el movimiento feminista.
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Buenos días. Aquí queda recogida su opinión. Simplemente, por alusiones, señalar que si desea conocer mi «pensamiento» en el blog Dame tres minutos tiene no pocos posts que le servirán para poder hacer un juicio, a mi entender, más acorde. Saludos!
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