Con tu permiso

Hace algún tiempo, José María Navalpotro, director de Mundo Cristiano, tuvo la generosidad de ofrecerme una columna -a partir de enero de 2020 una página- en esa revista mensual.

En este blog voy a ir recopilando las distintas publicaciones que, al amparo de «Me importas» (ese es el nombre que he dado a mi columna, luego página), he ido llevando a cabo en la revista.

Mi consejo es claro: merece la pena suscribirse a Mundo Cristiano (un buen regalo de Reyes: el beneficiario lo recordará mes a mes…). Y no es que lo merezca precisamente por lo que uno publique, sino por el rigor, interés y actualidad de sus contenidos, que informan, forman y entretienen, desde una inspiración cristiana.

Te animo a conocer la publicación en papel, a la vez que te ofrezco, a modo de aperitivo, en distintas entradas, los contenidos de los que soy autor.

Te dejo aquí la que fue mi primera columna.

Gracias por leerme.

CON TU PERMISO

¡Saluda al entrar! Es una de las primeras cosas que uno aprende -o debería-. Por pura educación y urbanidad.

Señala Cruzalta: “La cortesía es como el aire en los neumáticos: no cuesta nada y hace más confortable el viaje”.

En mi caso, lo de saludar a inicio de trayecto, lo hago -además- desde la alegría, el afecto y la gratitud.

Soy lector de Mundo Cristiano desde que aprendí a juntar las letras. Si tenemos en cuenta que la publicación nació algo después de que yo lo hiciera, lo soy, literalmente, “de toda la vida”.

La revista entra en mi hogar -que es el suyo- como Pedro por su casa.

Y hoy -la vida a veces te trae regalos inesperados- es a mí a quien me toca entrar aquí. Sí, aquí donde me puedes leer. Si así lo quieres.

Y ¿qué te vengo a contar?

Aquello de lo que hablaría con un amigo. Para mí, ya lo eres. Quiero compartir contigo reflexiones, alegrías, esperanzas… También (no te voy a engañar) alguna pre-ocupación. Ponle el guion. Una de mis jefas decía que cuando un problema tiene solución es un reto. Y si no la tiene, es un dato. Tener en cuenta los datos nos ayuda a afrontar los retos. Y si los abordamos, si nos ocupamos de ellos, tú y yo… y muchas personas más, los haremos más asequibles. Y hay tajo.

En la columna me propongo analizar, con un punto de humor siempre que ello sea posible, cómo estamos; medir el pulso a la actualidad; charlar contigo sobre cómo mejoramos (empezando por nuestro entorno más próximo) el mundo que vamos a dejar a nuestros hijos y … los hijos que vamos a dejar a nuestro mundo. Hablaremos -envíame un email- de lo que quieras, de lo que se tercie.

Por eso, por todo eso, me pongo al teclado.

Y, sobre todo, por algo esencial: te escribo porque me importas.

¿Me ayudas a difundir? ¡Mil gracias!

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