Tinajas iguales, tinajas diversas

vasijas

pixabay

Hay veces en que, en mi condición de consejero de Educación, vivo experiencias y comparto sentimientos difíciles de expresar. Permíteme, por ello, que recurra a una historia que quizá conoces: la del hombre que, en la India, transportaba agua en sus dos tinajas.

Cuentan que el personaje llevaba sobre sus hombros un palo, a cada uno de cuyos extremos colgaba una de las dos vasijas. La primera de estas conservaba perfectamente su contenido a lo largo del trayecto que, cada jornada, hacía el aguador a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón. La otra, sin embargo, tenía varias grietas por las que iba perdiendo agua poco a poco. Por ello, para cuando la tinaja agrietada alcanzaba su destino ya solo le quedaba la mitad del líquido elemento. Y así ocurrió, día a día, durante dos años.

La primera vasija se sentía orgullosa: cumplía impecablemente su función. La tinaja agrietada, sin embargo, tenía su autoestima por los suelos: por su estado solo era capaz de hacer la mitad de lo que parecía esperarse de ella. Por eso, un día se armó de valor y le habló así al aguador: Estoy muy triste y avergonzada; me siento fatal, pues por culpa de mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienes la mitad de lo que deberías cobrar.

Apenado al escuchar esto, el aguador le dijo: Cuando volvamos a la casa quiero que te fijes en las hermosas flores que crecen a lo largo de todo el camino.

La tinaja lo hizo así. Vio, en efecto, muchas y muy bellas flores a lo largo del recorrido; pero no dejó de sentirse apenada porque, al final, solo tenía dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.

El aguador le dijo entonces: ¿Te has dado cuenta de que las flores solo crecen en tu lado del camino? Siempre he sido consciente de tus grietas, que no podía reparar; pero quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado; durante todo este tiempo yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras así como eres, enteramente, con tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.

Traigo a colación esta fabulosa y fabulada historia, hoy que he tenido que atender a unos padres sufrientes que me hablaban, con comprensible dolor, de las grietas que acaban de detectar a su hijo y alumno nuestro.

Todos tenemos -o tendremos- alguna grieta. Unos más, otros menos. Unos hoy, otros mañana. Nos cuesta asimilarlo. Más, cuando son grietas de un hijo, de una hija. Aún cabe un dolor mayor que el «personal»: el que se siente (y es muy propio) cuando se ve el padecimiento de un hijo.

Mirad: todos los cántaros tienen un destino. Todos son igualmente cántaros. Y todos son diversos: unos en sus capacidades, otros en su estado físico, unos más lustrosos, otros con menor brillo…

Nadie suele elegir tinajas agrietadas; pero quien irremediablemente las tiene, junto con su vasija posee un secreto: el dolor que produce ver esas grietas, si sabemos darles sentido, se ve sobradamente compensado por la belleza de las flores que, en el camino de la vida, hacen posible brotar y ofrecen a los demás.

¿Me ayudas a difundir? ¡Muchas gracias!

 

11 comentarios en “Tinajas iguales, tinajas diversas

  1. a veces no brotan flores, a veces esas grietas no tienen sentido alguno… Eso enseña quizás lo más importante: a aceptar, acoger y a ser grieta también.

    Tu post me ha recordado un tema que anda por las redes últimamente. Habla también de las grietas, aunque desde otro prisma: «Kintsugi (金継ぎ?) (Japonés: carpintería de oro) or Kintsukuroi (金繕い?) (Japonés: reparación de oro) es el arte japonés de arreglar fracturas de la cerámica con barniz de resina espolvoreado o mezclado con polvo de oro , plata o platino. Forma parte de una filosofía que plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse, incorporarse y además hacerlo para embellecer el objeto, poniendo de manifiesto su transformación e historia.» (http://es.wikipedia.org/wiki/Kintsugi)

    «… nada es perfecto, nada es eterno, se debe eliminar lo superfluo y nada está terminado.
    Es eso, la imperfección como camino a la iluminación.» (http://llamingosan-samaniego.blogspot.com.es/2014/12/kintsugi-el-arte-de-reparar-con-belleza.html)

    Gracias por tu post, me ha traído a la conciencia algo muy relevante para mí ahora mismo.

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    • Muchas gracias a ti, Elena. Conozco lo del Kintsugi y le pensaba -y pienso- dedicar un post.
      Hay una cosa en la que, a lo mejor, estamos de acuerdo
      -o no-. Cuando me enfrento a grietas sale mi parte «mejor»: Valoración de la igual dignidad de cada persona por encima de cualquier circunstancia, de la importancia del ser sobre el tener, solidaridad, afecto, deseo de justicia (dar a cada uno lo suyo), de igualdad de oportunidades, admiración hacia quien atiende y mima (es tu caso), valora, ayuda y quiere aquello que tiene esas grietas… Cuando las grietas son propias te ayudan también a conocer las propias debilidades, cicatrices, tu propia historia, tus «arrugas» -a veces por haber reído, otras por haber llorado, siempre por haber vivido-. Y, espero, nos ayudan a querernos; con unas grietas que solo nos subrayan nuestra condición humana y -espero- nos impulsan a aceptarnos, a mejorarnos o a repararnos si es posible, a querernos (y a aceptar que nos quieran) con nuestras grietas, a la empatía. Quiero que sepas que escribí el post pensando en muchas cosas buenas que viví junto a personas muy cercanas a nosotros, entre otras.
      Gracias por opinar.
      Un gran abrazo y… si estás por aquí, llámame y nos tomamos un café. Cuídate.

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      • Ah! Y para mí todas esas cosas buenas de las que hemos hablado, se deben en buena parte a las semillas que escapaban de las «grietas» propias o ajenas.

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  2. Buenos días, José. Por circunstancias cercanas me ha calado especialmente la lectura de este artículo tuyo y los comentarios posteriores a él.

    Si me lo permites, una vez más, añadiré algo de mi cosecha personal y es acerca de la tremenda importancia que tiene el entorno, sobre todo el más cercano -aunque todos influyen- para rebajar la intensidad de esa grieta y el cómo es percibida por los demás, ya que eso repercute en el posterior desarrollo de quien la padece.

    Sé que el artículo trata, especialmente, del entorno educativo y, en él, del concepto integrador y de riqueza dentro de la diferencia, pero el concepto de autoestima y de dignidad de la persona es el que más fuerte me ha calado…, y esto aplicado al resto de entornos sociales que nos rodea.

    Me refiero a cuando esa «grieta» es tan profunda que, literalmente, te bloquea, llega a afectar a todos los aspectos que impiden llevar una vida «normal», es decir, afecta a tu salud física y psíquica y, por ende, a lo social y, desde ahí al resto de aspectos que se nos puedan ocurrir: trabajo, relaciones sociales, aficiones, capacidades perdidas…

    El artículo resalta lo positivo, y eso es bueno, pero es tremendamente difícil -si no es con ayuda, como dije al principio- salir sólo de este círculo vicioso.

    Gracias y ¡un fuerte abrazo!
    Jorge.

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    • Desde luego, lo comparto plenamente.
      Siempre es necesaria la ayuda de los demás. Somos seres que vivimos y crecemos en sociedad. Y quienes nos rodean han de ayudarnos (y, cuando podemos, «a la recíproca»). A veces es importante incluso el apoyo de profesionales. Nadie somos perfectos, ni en lo físico ni en lo psíquico. Siempre podemos crecer y mejorar. Y a ello debe ayudarnos nuestro entorno.
      No sé si te he recomendado alguna vez el video de YouTube «Fichas de Póker», sobre la autoestima. Merece la pena. Un abrazo muy fuerte y todo mi ánimo, apoyo y afecto

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  3. Muy bueno el vídeo. Gracias.
    Como siempre -debe ser ya algo crónico, pues no lo puedo evitar-…, una puntualización: las fichas de póker que se quitan, desde luego no benefician a la persona con baja autoestima…, pero tampoco beneficia a quien se las quita. Son valores desperdiciados.

    Un abrazo y gracias, nuevamente, por tu paciencia.

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    • Y también de acuerdo! Y no solo por todo lo que dices (no benefician al que las pierde y son valores desperdiciados) sino también porque perjudican y mucho -lo sepa o no- a quien se dedica a «quitar» fichas… Abrazos!

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  4. TINAJA DE BARRO

    Tinaja de barro,
    Repleta de rosas
    Repleta de espinas
    Cien rosas,
    Mil espinas,
    La llenaron,
    La cerraron,
    Es grande,
    Es fuerte,
    No respira.

    Alguien la golpeó,
    Suavemente,
    Sin querer,
    Sin saber,
    Sin predecir,
    Lo desconozco.
    Pequeña grieta
    Resquebrajó el barro,
    Blanco, sin esmalte.

    Tinaja de barro,
    Grieta imparable,
    Sin asas,
    Para pararlo
    Quiere evitarlo,
    Brotan espinas,
    Saltan las rosas,
    No tiene boca,
    Pues la callaron.

    Mientras se rompe,
    A su manera,
    Sola, sin ojos,
    Barro llorando,
    Está crujiendo,
    Quiere avisarles,
    Saltar bien lejos,
    Que vais descalzos.

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