Un gran reto: potenciar la internacionalización de las universidades españolas

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Esta es una nueva entrada especial. Por si se te hubiera escapado el post que INED21 me publicó en su blog con el título del encabezamiento.

La internacionalización es uno de los aspectos en los que la distancia entre el sistema universitario español y otros sistemas europeos es sensiblemente mayor.

De todo ello quiero hablarte: de nuestros retos y oportunidades, de las posibilidades de colaboración, especialmente en el espacio iberoamericano. En serio. Y con una interesante anécdota. Muy ilustrativa…

Aquí te dejo el link de la entrada, por si quieres hacer clic: enlace.

Gracias a todos, especialmente a INED21.com

Un gran reto: potenciar la internacionalización de las universidades españolas

INTERNACIONALIZACIÓN

“La internacionalización es uno de los aspectos en los que la distancia entre el sistema (universitario) español y otros sistemas europeos es sensiblemente mayor. Tan solo el 2,8% de los estudiantes del SUE son considerados internacionales. Este dato contrasta con el 4% de Italia o el 4,7% de Portugal”. 

Es más, “el sistema español presenta el menor porcentaje de estudiantes internacionales de estudios superiores (2,8%)”. Reino Unido tiene un 17,1% de estudiantes extranjeros en toda la educación superior respecto del total de alumnos matriculados y Francia cuenta con un 11,8% frente al  2,8% que capta España.

Todos estos datos se extraen de una monografía de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) presentada recientemente: se trata de la “Comparación Internacional del sistema universitario español”, obra de la que son autores Francisco Michavila, Jorge M. Martínez y Richard Merhi.

Es evidente que no resulta en modo alguno aceptable esta pérdida de oportunidades. Más aún si tenemos en consideración que España cuenta con universidades de calidad y con una lengua, el castellano o español, abierta a cientos de millones de personas. Por no hablar de nuestros lazos culturales, históricos, etc., con otros países, tanto de Europa como de Iberoamérica.

La CRUE, cuya monografía acompaño, tiene en la proyección y las relaciones exteriores de nuestras universidades un importante objetivo. Y lo tiene principalmente con Europa e Iberoamérica. En este sentido la CRUE participa activamente en la European University Association (EUA) y, en el ámbito iberoamericano, en el Consejo Universitario Iberoamericano (CUIB). También lo hace en la Organización internacional universitaria promovida por la UNESCO, la IAU.

De que en la internacionalización de nuestros estudios superiores está uno de los grandes retos educativos —y no solo educativos— de nuestro país, da fe igualmente la Estrategia para la internacionalización de las universidades españolas 2015-2020. Grupo de Trabajo de Internacionalización de Universidades. Octubre 2014. MECD. Un documento que ya te incluía en mi post “Por un Espacio Iberoamericano de Educación Superior” del blog Dame tres minutos.

Parece, pues, que todos compartimos el “Houston, tenemos un problema”. O, por verlo en clave positiva, tenemos un reto. Más bien muchos.

Hay diagnóstico y –parece— hay terapia, hoja de ruta. Ahora lo que hace falta es que se cumpla. En ello, tiene el próximo gobierno un gran objetivo.

La gran oportunidad de internacionalización para España: el EIBES

En materia de internacionalización universitaria, —se apuntaba ya en 2009 en un documento de trabajo de la Fundación Carolina:

“La cooperación en educación superior es, y debe ser más, uno de los principales lugares de encuentro de la cooperación iberoamericana, complementada con la eurolatinoamericana”.

Hay que aprovechar en el Espacio Iberoamericano de Educación Superior (EIBES) la oportunidad que supone el protagonismo de España, en su doble dimensión iberoamericana y europea.

En relación con todo ello, el actual es un año especialmente relevante en relación con las oportunidades de desarrollo del EIBES.

Además de la Estrategia para la Internacionalización de las Universidades Españolas 2015-2020 a la que he aludido, están previstas para 2016 dos Cumbres Internacionales:

1

La II Cumbre de Presidentes de Consejos de Rectores de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Unión Europea, que ha de celebrarse en México.

2

La XXV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que tendrá lugar a finales de año en Cartagena de Indias, Colombia. Para la cumbre se ha propuesto la temática de ‘Juventud, Emprendimiento y Educación’.

A ellas debemos acudir –valga doblemente la expresión, pues de educación hablamos— con la “tarea hecha”. Están muy bien las declaraciones solemnes, incluso plasmadas en documentos. Pero de la credibilidad o no de las mismas dan cuenta las acciones (las previas a los eventos y las posteriores).

Trabajar por un espacio común con Iberoamérica o con Europa no pretende “homogeneizar” ricas diversidades sino, poniéndolas en valor, hacer posible la movilidad y empleabilidad de una ciudadanía abierta, del mundo, que aspira a que realice donde realice sus estudios superiores, naturalmente con todas las garantías de calidad necesarias, estos le sirvan además de para filosofare para vivere.

Colaborar desde un mundo abierto y diverso

Ningún ánimo, pues, de construir una Europa uniforme o una Iberoamérica sin la riqueza de su diversidad y por lo tanto falsas. Pero –como con el resto del mundo- estamos en el siglo XXI y hay que tender puentes más que construir muros.

Desde el conocimiento profundo de lo que tenemos en común, que es mucho, y de lo que nos hace diversos, que no es poco. Ponernos manos a la obra, trabajando por la universalidad en colaboración y sin arrogancia de nadie ante nadie. Porque nadie es más que nadie.

Por si alguien fuera a caer en la tentación de una cierta altanería, te traigo a colación una anécdota muy ilustrativa:

Algo que ocurrió en el tratado de Lancaster, en Pennsylvania, en 1774, entre el gobierno de Virginia y las Seis Naciones:

Los comisionados de Virginia informaron a los indios, mediante un discurso, que en Williamsburg había una universidad con fondos para educar  jóvenes indios; y que si enviaban a la institución a media  docena de sus jóvenes, el gobierno se encargaría de que ellos estuvieran bien  atendidos e instruidos en todos los aprendizajes.

A continuación tienes la respuesta de los “nativos americanos”:

“Estamos convencidos de que ustedes quieren hacernos  un bien con su propuesta; y se lo agradecemos desde el fondo de  nuestro corazón. Pero ustedes, que son personas sabias, deben saber que naciones distintas tienen distintas concepciones de las cosas; y, por  ello, no van a tomar a mal que les digamos que nuestras ideas sobre educación  no son iguales a las suyas. Nosotros hemos tenido alguna experiencia al  respecto: varios de nuestros jóvenes fueron en alguna ocasión  instruidos formalmente en las ciencias de los hombres blancos pero, cuando  regresaron con nosotros, ellos eran malos corredores, ignorantes de cualquier forma de sobrevivir en los bosques e incapaces de soportar el frío o el  hambre; no sabían cómo construir una tienda de campaña, cómo cazar un venado, ni  cómo matar a un enemigo; hablaban incorrectamente nuestro idioma y, por todo esto, no fueron aptos para ser ni cazadores, ni guerreros, ni consejeros;  ellos eran totalmente… buenos para nada.

Nosotros nos sentimos no menos obligados ante su gentil oferta, la cual queremos declinar; y, para demostrar nuestro  profundo agradecimiento, si los señores de Virginia aceptaran el enviarnos una docena de sus hijos, nosotros nos encargaremos con mucho cuidado de su educación, los instruiremos en todo lo que sabemos y haremos de  ellos unos hombres de verdad”*.

Colaborar sumando: con hechos más que con discursos

Se trata, pues, de impulsar los procesos de cooperación, de convergencia, de participar activamente en la internacionalización de nuestras instituciones universitarias, desde el escrupuloso respeto a la diversidad pero asimismo –pues no es incompatible- sabiendo poner en valor lo mucho y bueno que compartimos todos los pueblos. Y, también, todo aquello que cada uno puede aportar. Desde Europa, desde Iberoamérica, o desde el resto del mundo. Hay mucho en juego: colaboración es la palabra.

Los hechos –y ya solo los hechos- avalarán si trabajamos con eficacia y coordinadamente en estos proyectos o si hay más ruido que nueces.

No podemos caer en un estéril voluntarismo o –ya que estamos en un país tan turístico- en meros “brindis al sol” en materia de internacionalización de nuestras universidades.


* Escrito redactado por Benjamín Franklin en 1774  (citado por Adams, 1966, pp. 12-13), que tituló Observaciones en relación a los salvajes de Norte América. En: El Magazine de Horizonte Informática Educativa. Año II- Nº 24 – del 26 al 30 de abril de 2001, Buenos Aires, Argentina.

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