‘Intrahistoria de un desierto’, por Pedro Paricio

Photo by Greg Gulik on Pexels.com

Se encuentran en todos los continentes. Su presencia cubre casi un tercio de la superficie terrestre. Los hay fríos y cálidos. En estos últimos, su paisaje es el propio de las regiones muy secas y de escasas precipitaciones: mañanas luminosas, tardes de contraluz, noches estrelladas, bochorno crónico, vientos fuertes y frecuentes, terreno llano, duro y pedregoso… Pero también soledad, silencio, minimalismo existencial…. Se trata de los desiertos cálidos. El más grande de ellos está en el norte de África. Es el Sahara.

Su parte más occidental, situada frente a las Islas Canarias, ocupa una extensión aproximada de doscientos cincuenta mil kilómetros cuadrados y tiene fronteras con Marruecos, Argelia y Mauritania. Es el antiguo Sahara español, en cuyo territorio ondeó nuestra enseña nacional, hasta arriarse definitivamente el 29 de febrero de 1976, después de noventa y dos años de presencia colonizadora. Su memoria está latente en muchos de nuestros compatriotas nacidos antes del último cuarto del siglo XX y su recuerdo se reaviva ante cualquier noticia relacionada con él.

Si bien es cierto que su evocación no es inmune al paso del tiempo y su remembranza se debilita entre las nuevas generaciones de españoles, no sucede así entre aquellos que sintieron un día la ´llamada de África` y fueron impulsados por el deseo de conocer un continente envuelto por el halo misterioso y romántico que aún permanecía vivo en el imaginario colectivo de las sociedades occidentales de la segunda mitad del siglo XX.

Es el caso de mi amigo César Goas Escribano, coronel de infantería que, en sus años de joven oficial, sintió el ´espíritu africanista` y solicitó destino en la Agrupación de Tropas Nómadas del Sahara. Atraído por esta señera unidad indígena del Ejército español –la última creada–, fue voluntario a aquel desierto, al que se adaptó con facilidad, hasta el punto de sentirse plenamente libre en medio de la nada. Allí trató cordialmente con los nativos y mantuvo relación de amistad con alguno de ellos.

El recuerdo de ese afecto, la añoranza del desierto y el deseo de reivindicar la actuación española en el Sahara han sido los móviles que le llevaron a escribir el libro Los españoles y el Sahara, recientemente publicado. Lo hizo con plena conciencia de la implicación sentimental de su visión, al ser parte interesada en el relato y en la intervención española en aquellas tierras. Su exposición de los hechos es la propia de quien, desde su cometido personal, ha participado como testigo directo de ellos.

Pero la perspectiva que adopta el coronel Goas al abordar este asunto pone deliberadamente de relieve la intrahistoria de lo acontecido en el Sahara, de manera que el estudio histórico y político del proceso colonizador es analizado al alimón del cotidiano laborar de la comunidad de personas desconocidas que integraban la población española en dicho territorio. Además de los protagonistas relevantes en los distintos ámbitos sociales, la mirada humana del autor se detiene en el esfuerzo callado y eficaz de quienes –alejados del foco de los medios de comunicación del momento– configuraron con su quehacer el desarrollo del territorio saharaui y contribuyeron a mejorar la calidad de vida de sus habitantes, cuya subsistencia dependió mayoritariamente de la ayuda de España.

Allí, los españoles ´sin historia` fueron soldados, profesores, sanitarios, funcionarios, empleados y comerciantes, que, junto con algunos de sus familiares, y tan sólo cumpliendo con las obligaciones inherentes a su trabajo, mostraron a los ojos del saharaui una forma de ser y una organización social muy diferente a la suya. El contacto entre ambos pueblos se produjo en todo tiempo y lugar, pero de manera más intensa en los ámbitos de la milicia y la enseñanza.

El recuerdo de la generosidad de aquellos españoles que compartieron su vida con los saharauis ha perdurado en la memoria de estos. No es extraño que –a pesar de las dificultades pasadas y asumidas como norma de vida, así como de las campañas de desprestigio sustentadas por determinados representantes de los medios de comunicación, de la clase política y de los creadores de opinión– la salida del Sahara significara para algunos españoles dejar atrás algo afectuosamente vivido, conocido y querido.

4 comentarios en “‘Intrahistoria de un desierto’, por Pedro Paricio

  1. Notable semblanza donde se pone de relieve los verdaderos lazos de afecto que los españoles de a pie intercambiaron con el Sahara español. Algo que no ha sido valorado por cierto sector de la población y que es desconocido por las nuevas generaciones.

    Me gusta

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.