
Nos tocaba hacernos oír…
Querido amigo, querida amiga:
Voy a ser breve.
Este pretende, más que un post, ser un anuncio:
Ya no es necesario que leas Dame tres minutos.
Déjame que me explique mejor: ojalá nos sigas leyendo. Ya sabes que… te escribo porque me importas.
Lo que quiero decir es que, ahora, además de leernos, nos vas a poder escuchar.
En efecto, nuestro blog ya es un podcast (con el mismo título). Un podcast que puedes disfrutar mientras caminas, o vas en el autobús, mientras haces deporte, o cocinas, o… tienes la vista puesta en otros menesteres.
Te dejo aquí un episodio -bueno, algo más que uno- en el nuevo formato:

¿Quién defiende a las personas con síndrome de Down? – Dame tres minutos
El nuevo podcast aportará novedades. Pretende ir explorando nuevas vías, además de reproducir contenidos del blog.
Me interesan mucho, muchísimo, tus sugerencias.
Tengo interés en escucharte. En que en esos ‘tres minutos’ tomemos un café

Y en contar contigo, y con tu opinión, con tus deseos, con tus preferencias, para crear nuevos episodios. Episodios desde los que, además de mantener, de alguna manera, el estilo del blog, intentaremos reforzar los contenidos que generen esperanza, que aporten un tono positivo, que nos ayuden a curar heridas…
El mundo está complicado y, aunque habrá variedad de asuntos (cuéntanos de qué quieres que hablemos), quisiéramos actuar, más que de vez en cuando, a modo «samaritano», acogiendo, acompañando, entreteniendo, curando, sonriendo, animando…
Porque el mundo también está lleno de buenas noticias, de buenas personas, de gente de bien. Y queremos que salgan a la palestra. A la palestra, también en un nuevo formato que les dé voz.
Cuando escribo estas breves letras, nuestros episodios ya pueden escucharse en media docena de aplicaciones: desde Spotify o Anchor a Google Podcasts, por ejemplo.
Concluyo con una reflexión:
No se trata de qué queremos contar sino de qué necesitas que hablemos.
Se trata de eso. Solo de eso. Nada más que de eso. Y de acompañarte.
Te envío un abrazo. Después de más de 250 posts, entenderás que ya eres (como) de la familia.
Si crees que puede ayudar a alguien -esa es mi mayor pretensión-, difunde el blog, difunde el podcast… Este esfuerzo (no voy a engañarte, me roba algún tiempo de ocio) solo tiene un motivo, un origen, una justificación. Te la expreso en una palabra. De dos letras:
Tú.
¡Cuídate!
Un fuerte abrazo.
¿Te animas a difundir? Harás bien. Al menos, eso queremos.