Dosificación de los nietos

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Hoy el post aterriza en Dame tres minutos desde más allá de nuestras fronteras.

Misión: Mamá Ninja! nos visita desde Bélgica para compartir con nosotros su experiencia sobre la relación abuelos-nietos.

Señalaba, por cierto, Lois Wyse que una madre se convierte en abuela el día en que deja de notar las cosas terribles que hacen sus hijos porque está encantada ante las cosas maravillosas que hacen sus nietos.

En este post, desde la sencillez del caso concreto, podemos aprovechar para valorar la importancia, para nuestros hijos y para nuestros padres, de relacionarse entre sí. También para nosotros (que estamos en medio de ese “árbol generacional” o genealógico).

¡No lo olvidemos nunca! La vida vuela. Y antes de lo que creemos… estaremos en la rama del “árbol” que hoy ocupan los abuelos, si no lo estamos ya. Un árbol del que (aunque genealógicamente parezcamos ramas…) somos, también, raíces.

Afirmaba Mary H. Waldrip que los nietos son la manera en que Dios nos compensa por hacernos mayores… Quien haya vivido esa experiencia sabrá que, en efecto, son un verdadero regalo…

Os dejo ya con Giovanna, este es su nombre y este su post. Le agradezco mucho su aportación a Dame tres minutos.

Tuya es la palabra, amiga.

Dosificación de los nietos

¡Pero qué tema!

En efecto, cuando vives como expatriada a más de 9.000 kilómetros, la comunicación no es del todo fácil. Aunque ahora hay muchos medios para llevarla a cabo casi “en vivo”, hay una diferencia de horarios de por lo menos 7 horas, si no son 8.

Y en este contexto en que la abuela de mis peques guarda cada segundo, cada imagen, cada momento con los nietos, me dice que la tengo “a raya”. ¿Pueden creerlo?

La verdad es que la relación con mis papás, ahora abuelos, es muy buena. Hablamos casi diario y tratamos de no pensar en lo lejos que nos encontramos. La tecnología actual es una verdadera ventaja; si no, no sé qué hubiera hecho; ni ellos tampoco, dicho sea de paso.

La realidad es que vamos a México una vez al año. Un viaje tan largo y tan pesado cuesta trabajo organizarlo, sin hablar del jetlag o de la adaptación al clima y altura de la Ciudad de México.

Pero los niños aman y añoran a sus abuelos. Como aquellos dirían, la casa de mis papás es un parque de atracciones y en ella son tan consentidos que… hasta miedo me da. Desconozco a mis padres, lo juro; son irreconocibles cuando sus nietos están con ellos. Cuando les hablo del tema me dicen: “yo ya cumplí mi deber como papá, ahora somos abuelos y no estamos para educar, sino para consentir” y ríen al unísono… y yo con ellos.

Pero el tema crucial surge en realidad cuando no estamos en el mismo continente: como apuntaba al inicio, los horarios de los niños y los míos difieren de los de los abuelos; y aún más en vacaciones; así que mi madre con un tono cómico y… casi sarcástico se me queja de que le dosifico a los nietos, ¡pero qué idea es esta!

Si supieran cómo cada vez que mis hijos ven un avión en el cielo dicen: “el avión va a México”; o cómo repiten en cada ocasión que ven una maleta, cada vez que pueden, en fin, si iremos a casa de los abuelos hoy…

Para ellos es simple, por supuesto: tomas unas cuantas cosas y te vas. ¡Pues claro! Si solo supieran que la organización ha de tener en cuenta el trabajo, las fechas escolares, las vacaciones laborales y en el colegio y otra serie de cosas que ellos no están para entender…

Pero, aun con la distancia, es maravilloso comprobar cómo evocan a los abuelos a diario: que si la nonna (abuela) esto, que si aquello, que si lo otro…

Así que esa supuesta “dosificación” (obligada) de abuelos no ha sido tan mala del todo, pues ellos están a diario en sus mentes. Aunque, definitivamente, es mejor estar en la misma tierra; y… yo también los extraño, aunque nos “tomemos el café” a distancia.

Es curioso que el mejor momento para localizar a los abuelos es cuando son las 5 de la mañana para ellos… aun así, si sabemos que están despiertos, les llamamos; y mis hijos les cuentan todas las anécdotas y hasta juegan con ellos a distancia; es muy divertido verlos…

Los abuelos son una parte importante en el cosmos de los niños y, aunque aquí tienen a sus abuelos paternos, también extrañan a mis papás. Eso es una dicha inmensa cuando estás tan lejos, pues la familia es la familia y ese núcleo, sea como sea, tratamos de reforzarlo como nos es posible; también ellos vienen a Bélgica, pero no es tan fácil, nada es fácil; en un mundo perfecto la teletransportación estaría al alcance de nuestras manos… Sigo creyendo que me tocará vivirla…

En fin, la relación abuelos-nietos supone una aportación inmensa para la vida de los niños: el amor, la paciencia y los juegos son parte de ese entorno, y, al mismo tiempo, fomentan una fuerza casi inexplicable en esa conexión; por lo menos, en mi familia se ve a leguas y cada abuelo tiene su peculiaridad y sobre todo sus “puntos fuertes”, a los ojos de mis hijos.

Ante estas reflexiones, algunos pensarán que así es la vida, que también a ellos les pasa algo así, pero, a pesar de esa distancia o indisponibilidad por horarios que les he relatado, me siento afortunada por el hecho de que, aún desde lejos, la familia esté unida, pues -después de todo- es la primera célula de la sociedad, y la base para nuestros hijos y su futuro.

Cuando tenemos la gran fortuna de que nuestros hijos convivan con sus abuelos y bisabuelos, qué mejor. Esos recuerdos de niños serán tesoros más adelante. Lo digo por experiencia, fui muy afortunada por tener a mis abuelos cerca de mí.

Es mi visión casi romántica de la familia. Ojalá les sean cercanas estas historias de abuelos y sus nietos.

¿Ustedes comparten esta misma idea? ¿Los abuelos están cerca de sus hijos? ¿Creen que la familia, su núcleo, es importante para el desarrollo de sus hijos?

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8 comentarios en “Dosificación de los nietos

  1. Hola! Soy abuela en México, tu historia me ha conmovido mucho. Me hizo pensar en la dicha tan grande de tener a mis nietos tan cerca de mi. Que difícil se ha vuelto este mundo globalizado para los jóvenes. Tantas opciones de realización profesional qué hay hoy, los ha llevado a distanciarse de la familia, pero Dios que nunca descansa de bendecirnos ha permitido que la tecnología pueda usarse para el gran bien de tender puentes entre los que están distantes. Celebro tu escrito, es una buena reflexión. Gracias

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    • Hola Monica, muchas gracias por tu comentario, me da gusto que las palabras te lleguen.
      La distancia se hace enorme con hijos/nietos de por medio, pero como dices la t cnologia está de nuestro lado, aunque nunca es suficiente, siempre queremos más; pero aun así las relaciones se hacen sólidas y esperamos con ansias verlos y abrazarnos.
      Gracias nuevamente
      Giovanna

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  2. Buenas tardes,
    Yo no tuve la dicha de conocer a mis abuelos, todos, menos mi abuela paterna, habían fallecido antes de nacer yo, y como mi abuela vivía en Canarias y yo en Cuba, no hubo mucha comunicación, sólo guardo unas pocos fotos mías donde estoy con ella, en una visita que hicimos en 1953, luego ella falleció unos años antes de yo instalarme a vivir en Canarias.
    Siempre le dije a mi hija que ella tuvo mucha suerte de tener a todos sus abuelos vivos y cerca de ella, hoy todos ya fallecidos. Ahora yo soy abuela, tengo dos nietos a los que adoro, y ello ha hecho que dejara mi suave clima de Canarias para instalarme en Castellón, y poder estar cerca de ellos, fue una decisión difícil porque ya a nuestra edad cualquier cambio nos afecta mucho, pero la verdad es que tanto mi marido como yo estamos encantados de poder ver crecer a esos dos pequeños.
    Saludos.

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    • Gracias por tu comentario; la distancia es tan grande aun cuando vivimos en el mismo continente, la familia ese núcleo tan fuerte que atraviesa fronteras.
      A mi me gustaría que mis papás vinieran a vivir a Bélgica pero es difícil; aunque no pierdo la fe en eso y mis hijos insisten a los abuelos que vengan.
      Yo tuve la suerte de tener a mis abuelos, ahora solo están mis abuelas y trato de contarles a mis hijos de como era cuando estaba más chica; todavía no comprenden pero es mi momento de viajar en el tiempo. Un fuerte abrazo 🙂

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  3. Soy la abuela….
    Cuando estamos limitados en ver a nuestros nietos cada segundo cuenta…. sentimos nostalgia y esas ganas de querer más tiempo con ellos…. en ese sentido es que entra «la dosificación» son sentimientos encontrados por un lado la alegría que nos da verlos y oírlos, por el otro la distancia…las ganas de estrecharlos en los brazos y apapacharnos …
    Nunca es suficiente…

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    • Mamá querida! Se cuanto te hacen falta, siempre queremos más y aunque por mi descuido veas un brazo, media cara, etc. Estas tan presente en esta casa que ni lo imaginas. Te quiero y extraño. Tus nietos cuentan los días para verlos. ❤️

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  4. Comparto plenamente. Es más, los abuelos debemos esforzarnos todo lo posible para ser una fuente de amor y diversión para nuestros nietos, para que seamos parte importante de sus vidas, de sus recuerdos, de sus experiencias. ¡Abuelos activos con nuestros nietos!, ¡sin dosificaciones más allá de lo que nos alcanza el físico! Eso es lo que tenemos que ser, porque, además, nos retribuye el ciento por ciento.

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    • Tiene toda la razón, creo que los nietos son ese motor para « hacer lo imposible » el amor en pleno apogeo. Definitivamente comparto su sentimiento. Gracias por comentar y leer « Dame tres minutos »

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