Inteligencia emocional y social

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Escribe Daniel Goleman: «Los grandes líderes nos mueven. Nos transmiten pasión e inspiran nuestras mejores cualidades. Cuando intentamos explicar el porqué de su efectividad, hablamos de estrategia, de visión o de ideas poderosas. Pero la realidad es mucho más primaria: el gran liderazgo llega a través de las emociones». Y comenta a esto Francisco Alcaide (Aprendiendo de los mejores, 12ª edición, pág. 384): «A pesar de ello, somos bastante ‘analfabetos emocionales’ y actuamos de manera muy negligente a la hora de gestionar emociones … Las emociones existen por algo, por tanto, no se trata de negarlas, pero sí de aprender a reconocerlas y gestionarlas«.

Esta pasada semana he impartido una sesión de formación para el profesorado en un centro educativo lejano a Navarra, mi comunidad.

La charla se centró en la importancia de la inteligencia (y de la educación) emocional y social. Hablamos, además, de hábitos positivos y valores e incluso apuntamos determinadas cuestiones referentes a las habilidades no cognitivas, tan importantes. Y no solo para el aula…

No me sorprendió (aunque no deje de ser admirable) la destacada asistencia, ni la actitud profesional, impecable, de escucha activa, que constaté entre el profesorado. Y eso que la sesión se celebraba al final de sus clases de la tarde…

La educación integral es esencial para conducirse por el camino de la vida, cuyo recorrido es siempre una aventura. La de cada uno. La tuya, la mía. Y la de todos. Porque estoy seguro de que, si somos humanos -y lo somos-, los lazos de fraternidad hacen que a todos nos deba importar lo que les ocurra a los demás; no puede sernos ajeno; para bien o para mal, debe afectarnos.

En el ámbito educativo, el alumno tiene que sentir que se le valora, que se le aprecia, que se le quiere, que nos importa.

La actividad docente no tendría razón de ser sin él. Y ya nadie con dos dedos de frente es capaz de equiparar educación con mera instrucción. Se educa para conocer y hacer, desde luego; pero se educa -nunca lo olvidemos- para la vida; y, por lo tanto, para ser y estar.

Y en ese proceso humano, entre docente y alumno, es esencial conectar «de corazón a corazón».

  • Como señalaba Maya Angelou, las personas olvidarán lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca olvidarán cómo las hiciste sentir.
  • Añado: ni podrán olvidar cómo gestionar ese sentir, si consideramos -de veras- la advertencia de  Aristóteles: Educar la mente sin educar el corazón no es educar en absoluto.
  • Tenemos que ser conscientes, como afirmaba Pitágoras, de que educar no es (¿simplemente?) dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida.

Y para ello…

Necesitamos formarnos y formar en educación emocional y social

A los escépticos e incluso a los más «materialistamente pragmáticos» (que haberlos, haylos) les remito a la potente bibliografía que evidencia que la educación emocional y social afecta positivamente al rendimiento académico. Y, desde luego, al crecimiento, al equilibrio, a la madurez de las personas… y a la mejor relación de convivencia entre estas. Aquí te enlazo a una web.

Queremos personas competentes, preparadas, sí. Y las necesitamos, sin ninguna duda, empáticas, sanas, responsables, con autoestima; capaces de ser razonablemente felices y de sembrar alegría y buen ánimo mientras recorren el camino de la vida.

La brillantez académica (con ser importante) no lo es todo: ni mucho menos. Todos entendemos que, si recae en una persona con el corazón emponzoñado, inestable, inmadura, asocial (¡pobre!) la presunta ventaja se puede convertir en todo un riesgo. Recuerda lo que afirmaban desde Beethoven a Howard Gardner.

No quiero ahora, ni puedo, obviar la educación en hábitos positivos y valores que, siendo yo entonces consejero del Gobierno de Navarra, quisimos poner -permite la redundancia- en todo su valor. Sobre ello escribí dos posts, en su día: uno que afectaba al alumnado de menor edad (¡qué importante es comenzar pronto!) y otro al de secundaria (¡qué esencial es perseverar! O… ¡más vale tarde que nunca!).

En educación -lo sabes tan bien como yo-, la escuela apoya, pero no sustituye, a la familia. Quiero decir, papá y mamá: que no deleguemos para que nos los eduquen; y, menos aún, que no abdiquemos.

Educar es cosa de todos. Y, por el bien de todos, es precisa la coherencia y la complicidad. De ahí la importancia de que las familias sientan como propia la escuela a la que envían a sus hijos, de que «vistan y sientan la camiseta de su colegio». Y qué importante es para eso facilitar el derecho a la libre elección de centro y la igualdad real de oportunidades. De todo esto he escrito bastantes veces en este blog y en otros. Ojalá no hiciera falta tener que hacerlo…

Vuelvo a la charla: en ella hablamos también de las habilidades no cognitivas y de su importancia (no solo para los chavales con determinadas dificultades de aprendizaje) para potenciar el rendimiento de todos y… para mejorar la vida.

Podríamos compartir muchas, muchas más cosas… pero hemos llegado a los tres minutos y no debo robarte más tiempo. Te dejo, eso sí un enlace a otro texto de interés: es todo un caramelo.

Aunque, ya que hablábamos del final, déjame que no me despida sin resaltar algo esencial para superar la adversidad (que siempre puede aparecer en la academia o en la vida). No, no me refiero solo a la resiliencia (que también). Aludo al sentido del humor. Ese del que disfrutaba la madre del famoso psiquiatra Luis Rojas Marcos. Un día, sus hijos (ni siquiera estaba enferma) le preguntaron qué prefería cuando llegase su final, si que la enterrasen o la incinerasen. Su respuesta fue la siguiente: «Luis, ¡dadme una sorpresa!«.

Por cierto, ¡qué importante es, para aprender, la capacidad de sorprender(se)! Y a un niño, para ello, basta con que se le abra una puerta

30 comentarios en “Inteligencia emocional y social

    • Muchas gracias, Begoña. Intenté “abrir el apetito” en una materia en la que siempre hay mucho por hacer… Luego les envié unos contenidos. No solo los profes ponen tarea, jeje! Un abrazo para Pedro y otro para ti

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  1. Hola José. Completisimo post. Totalmente de acuerdo contigo. Por supuesto, además de practicar, hay que formar e informar. Gracias x tu comentario (que he borrado sin querer) en mi blog. asunmarrodan.com
    Un abrazo y a seguir en ello 😘

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  2. Educar para ser y estar, qué gran verdad. Y a lo largo de toda la vida, no solo durante la infancia. Gracias, José, por recordarnos algo que es la base de una sociedad avanzada y respetuosa

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  3. Gracias por tu artículo, José. Estoy totalmente de acuerdo con el contenido. Y, si me lo permites, abundo con una cita que me gusta repetirles a los profesionales de la educacion, a los que enseño a comunicar con eficacia. Es del escritor William Arthur Ward, y dice: «El educador mediocre habla. El buen educador explica. El educador superior demuestra. El gran educador inspira.» Ese debe ser el objetivo de todo buen profesional de la educación. ¡Un abrazo!

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  4. José, me ha encantado el post y me hubiera gustado todavía más escuchar tu sesión de formación. ¡Qué importante el mundo de las emociones y la repercusión que tiene saberlas gestionar!
    Como bien dices creo que ya nadie podrá negar la importancia de dar una formación integral a nuestros menores. En el ámbito educativo el alumno tiene que sentirse querido para rendir académicamente. Me muevo en este ámbito y la evidencia me lo confirma cada día. Necesitamos la educación emocional y social, generar hábitos positivos y educar en valores para potenciar el rendimiento académico, para enseñar a vivir siendo más felices. La riqueza del ser humano requiere de la formación de todas sus facetas.

    Muchas gracias una vez más José por reconducirnos siempre a la esencia

    Un abrazo enorme
    Natalia

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    • Muchísimas gracias a ti, Natalia, por todo lo mucho que aportas en las redes. En este caso, con tus atinadas observaciones. Y, además, con tu nuevo proyecto querermejor.com en el que te deseo todos los éxitos del mundo, pues te lo mereces! A ver cuándo te escucho yo a ti… o damos una charla “a dúo”! Te voy a recomendar! Un abrazo muy fuerte para ti y todos los tuyos!!

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  5. José, gran post…. me quedo con estas dos frases:
    Maya Angelou, las personas olvidarán lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca olvidarán cómo las hiciste sentir.
    Aristóteles: Educar la mente sin educar el corazón no es educar en absoluto.
    Un abrazo!

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  6. En primer lugar me gustaría felicitarte por la profesionalidad y el contenido del blog, que han logrado llamar mi atención y visitarlo en repetidas ocasiones ¡Enhorabuena! Te agradezco la calidad de la información, algo que es difícil de encontrar hoy en día.
    Respecto al post, me ha encantado, estoy completamente de acuerdo con lo que expones, es más, me has hecho aprender cosas nuevas y recordar otras que tenía olvidadas. Gracias.

    Recibe un abrazo afectuoso

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    • Muchas gracias por tus palabras, César. Es difícil encontrar más amabilidad. He tenido la suerte de cruzarme contigo! Te visitaré. También yo tengo que aprender (y mucho).
      Hoy estoy viajando y dependo de las coberturas del tren…
      Que tengas una buena semana!

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  7. Cuanta verdad en este post y cuanto camino por recorrer para que los educadores, sean padres o docentes, entiendan la importancia de la educación emocional. En mis muchos años de docencia siempre he intentado transmitir conocimientos con valores para que, realmente, estas personas a las que educamos puedan desarrollarse adecuadamente, sin embargo, no siempre esto es comprendido por los propios padres y resto de maestros o profesores. Hay que fomentarlo.

    Como ha comentado Paco Grau: » El gran educador inspira.”

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    • Muchas gracias, Pepe, por aportarnos tu visión, la de un experto que sabe muy bien de lo que habla. Apostaremos por fomentar la educación emocional y por empapar(nos) de valores, que se hacen realidad acto a acto. Un saludo cordial.

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  8. Un gran artículo, José, con el que coincido.
    Hace poco, en una jornada sobre conflictos juveniles, una persona dijo una frase que se me quedó grabada por una experiencia que he vivido, no muy lejana. La frase, que dijo un educador, es: «los jóvenes están dando la vida por nosotros», en referencia a todos aquellos hábitos y comportamientos, nocivos o potencialmente peligrosos, que muchos chicos y chicas están siguiendo (consumo descontrolado de alcohol y drogas, falta de respeto hacia el entorno y la convivencia, actitudes de riesgo, etc.) y que son un reflejo de todo lo que estamos haciendo mal los adultos, en cuanto a la educación de las siguientes generaciones y a nuestros propios comportamientos.
    Sin educación no solo no hay progreso, sino que se produce la decadencia de la sociedad, y la educación emocional y social son fundamentales.
    Gracias por el artículo.

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    • Muchas gracias, Chema. Sin quitar la responsabilidad que cualquier persona con uso de razón pueda tener por su propia conducta, sí que es verdad que los actuales educadores tenemos que revisar nuestra actuación. Y ya -pregunto en broma- quienes nos precedieron?
      Tenemos que educar mejor. Sobre todo con el ejemplo y por cariño: que exige, también, exigir. Aunque a veces no sea fácil. Y compartir tiempo con los hijos, conversar…
      Un abrazo y muchas gracias por tu comentario

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  9. El gran desafío de conocer nuestras emociones y evitar que factores externos puedan hacer sentirnos mal. No darle tanta importancia a aquellas cosas que no lo tienen y puedan provocarnos ira, tristeza, miedo ansiedad. Al tomar conciencia de nuestras emociones nuestra forma de ser evoluciona.

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    • Así es, Cecilia. A veces, no podemos evitar (o hacer posible) que determinadas cosas sucedan. Pero sí podemos decidir cómo reaccionamos ante ellas… si contamos con la debida inteligencia emocional.
      Feliz 2018 y muchas gracias por tu comentario

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