¿Por qué optimistas…?

Hoy visita Dame tres minutos Mª José Calvo

Lo primero de todo, quiero darle la bienvenida… y las gracias. Es una suerte que se sume a colaborar en el blog con este post.

Lo hace nada más y nada menos que para hablarnos de optimismo, algo que nunca está de más. De hecho, ya hace tiempo te escribía yo sobre la materia

Déjame que te cuente, en breve y como telonero, la historia de dos empleados del sector del calzado que viajaron, por separado, hasta un mismo país del tercer mundo a ver qué perspectivas de ventas se presentaban.

Ambos remitieron sendos emails a sus empresas:

El primero: ‘Nada que hacer. Aquí no lleva zapatos ni su padre’.

El segundo: ‘¡Magníficas expectativas! ¡Nadie lleva zapatos aquí aún!

Hoy, la autora es una profesional que sabe bien de lo que habla: más o menos de lo del segundo email. ¿Me equivoco?

Mª José, tuya es la palabra. ¡Y muchas gracias por venir!

¿Por qué optimistas…?

El optimismo es una forma de afrontar la realidad y de enfocar las cosas, además de un tipo de personalidad. Es la actitud que tenemos ante la vida. Ser optimista es como ponerse un “filtro” en la mirada que nos permite ver la belleza de lo bueno y descubrir lo mejorable para optimizarlo y que también sea bello.

Sin embargo, no se trata de esperar pacientemente que todo ocurra de forma positiva, sino que ponemos algo de nuestra parte para que eso suceda. Si unimos el optimismo con esa actitud positiva, podemos llegar más lejos…

Como señala Elisabeth Lukas, de la escuela de Victor Frankl, «con una actitud positiva se puede sacar provecho hasta de la situación más amenazadora, mientras que con una actitud negativa, hasta una estancia en el Paraíso puede resultar insoportable”.

Sin duda, es bueno ver el lado positivo de las cosas, independientemente de que las hayamos trabajado o nos hayan sido dadas. Pero también es necesario ser optimista, en el sentido de óptimo, de mejor, de excelencia, en lo referido a todos los ámbitos, especialmente en las relaciones en familia. Es la forma de lograr una familia optimista y ¡excelente!

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Una persona optimista confía en sus posibilidades, pide la ayuda que precisa, y también confía en los demás. De esta forma, en cualquier circunstancia distingue primero lo bueno, y solo luego, las dificultades que se interponen. Piensa en clave positiva. Por eso es capaz de aprovechar lo bueno, lo que se puede mejorar, y afrontar el resto sin desanimarse, con ilusión y esfuerzo, con lucha y perseverancia. Y siempre con actitud deportiva.

Es preciso que nos pongamos unas “gafas especiales” para ver lo bueno de los demás, esas cualidades singulares de cada uno, sus fortalezas, sus actitudes y virtudes, y no tanto lo que hace mal… Y así, hacérselo notar, agradecerlo, y poder apoyarnos en ello a la hora de hacer un esfuerzo por cultivar unos hábitos que queremos desarrollar. Por eso es más eficaz ser «buscadores de talentos» que cazadores de defectos…, en las relaciones personales.

Decía Chesterton: “El optimista mira a los ojos, el pesimista a los pies…». Porque el optimista ve oportunidades en cada calamidad y el pesimista ve calamidades en cada oportunidad.

Como señala Stephen Covey, entre un estímulo y su respuesta está nuestra libertad para actuar de una forma u otra. En esto consiste ser proactivo. Se trata de actuar en base a unos valores, centrados en principios, y no de reaccionar según las circunstancias. Poner pensamiento antes de acometer algo, o de dar una respuesta.

¿Para qué necesitamos el optimismo?

El optimismo nos permite crecer como personas, en un clima de confianza y cariño, cuyo ámbito natural es la familia. También nos aporta una autoestima saludable, porque nos apoyamos especialmente en el cariño que nos dan en la propia familia.

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Y nos permite luchar por sacar a la luz lo mejor de nosotros. De esta forma, crecemos como personas y seremos buenos líderes de nuestros hijos, porque motivaremos y arrastraremos con nuestro ejemplo. Y, como consecuencia, tendremos una vida más plena, haciendo felices a todos los que nos rodean, porque el optimismo ¡es muy contagioso!

Podemos fijarnos en una película. Hay una escena de “El Señor de los Anillos» con un diálogo entre Frodo y Sam sobre las “Grandes Historias”. 

Después de ser atacados por los Nazgûl, Frodo está a punto de sucumbir al poder del Anillo. Se ha cansado de luchar y va a desistir. Pero ahí está Sam para ayudarle en lo que necesita en ese momento de flaqueza, para animarle en la lucha, para que se levante de nuevo, para apoyarle y brindarle su ayuda. Hace que no se rinda al enemigo y le entregue el Anillo de poder. Le ayuda a pensar las cosas y le infunde ánimo.

Le habla de las «Grandes Historias», de las importantes, en las que los personajes tienen algo por qué luchar y no se dejan vencer fácilmente. Le dice que incluso la oscuridad deja paso al nuevo día, a un nuevo sol…

Entonces Frodo pregunta a Sam:  – ¿Tú por qué luchas, Sam?

Y Sam le contesta:  – Yo lucho porque el bien reine en este mundo. Se puede luchar por eso, ¿no…?

El optimismo presupone una actitud permanente de lucha: de comenzar y recomenzar, porque siempre hay algo que se puede hacer, o cambiar, para mejorar. Además, nos abre el camino de la inteligencia emocional, necesaria en las relaciones interpersonales, especialmente en la familia.

Porque donde puede se puede fomentar el optimismo de una forma natural es en la propia familia, por el ambiente de aceptación, de confianza y cariño hacia cada uno, que es lo que nos da seguridad ante la vida, a cualquier edad, y nos ayuda a crecer como personas, a madurar. También se puede hacer extensivo a otros ámbitos…, humanizando la sociedad. Además, confiar es creer que en el interior de cada persona hay algo bueno y bello que lucha por salir. Y de ese modo, lo permitimos, le damos la oportunidad de que lo desarrolle.

El optimismo conlleva agradecimiento ante la vida, por ser algo singular, irrepetible, precioso. Y en cuanto a las dificultades, hay que saber superarlas con esfuerzo, con ánimo, con ilusión, con lucha personal, para convertir lo “imposible” en asequible…, aunque tardemos un poco más.

La consecuencia es una personalidad atrayente, que rezuma belleza interior y nos infunde esperanza: siempre hay algo positivo, incluso en una situación dura.

Además, nos torna alegres, puesto que la alegría y la paz son la resultante de una lucha esforzada por dar lo mejor de cada uno. Si lo intentamos, ¡estaremos alegres!

Pequeños trucos para fomentar el optimismo

  • Caras sonrientes.
  • Fijarnos en lo bueno de los demás.
  • Que los pensamientos y sentimientos negativos no ahoguen los positivos.
  • Saber escuchar.
  • Captar sentimientos, empatizar con los demás.
  • El poder de la esperanza…
  • Ante las dificultades, afrontarlas como retos. En vez de quejarnos, aportar soluciones constructivas.
  • Pensar en los demás con actitud de servicio y ayuda.
  • Reconocer el esfuerzo, no solo el resultado obtenido.
  • Valorar lo que somos y tenemos, y agradecerlo.

Por eso, “¡siempre alegres, para alegrar la vida a los que nos rodean!”

Mª José Calvo

Optimistas Educando y Amando.

optimistaseducando.blogspot.com

 

17 comentarios en “¿Por qué optimistas…?

  1. Cito a Martin Seligman :»El pensamiento positivo es la idea de que si tienes buenos pensamientos, las cosas van a salir bien. El optimismo es la sensación de que las cosas van a estar bien y tener esperanza».

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  2. Creo firmemente en las virtudes y ventajas de vivir con optimismo, en pensar positivamente, en ver el lado bueno de las cosas. Es cierto que además hay que trabajar mucho, ser persistente, actuar con inteligencia, etc., pero lo anterior te permite mantenerte animoso, como a Frodo le mantiene animoso Sam. Muy buen post.

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    • ¡Muchas gracias Luis!
      Y qué importante es mantenerse animoso para cualquier proyecto, aunque está claro que hay que trabajar, esforzarse, dar lo mejor de lo que uno es capaz, pero esa actitud te mantiene en forma para acometer lo que nos hemos propuesto, por muy difícil que sea…
      Y qué importante es tener buenos amigos, que te ayuden realmente en lo que necesitas, que eleven las miras…
      Gracias de nuevo, y ¡un saludo muy cordial!

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  3. ¿Por qué optimistas…?
    – Porque hay escasez de personal con el conocimiento de las tareas tradicionales.
    – Porque la gestión tradicional se queda obsoleta, incapaz de superar la complejidad actual.
    – Porque la Ley de Moore está llegando a su límite.
    – Porque hemos duplicado la población del planeta en 60 años y el grado de complejidad actual hace obsoleta la gestión actual.
    – Porque esas personas con experiencia (con títulos o sin ellos) son necesarias para hacer la conversión a la gestión digital.
    – Porque debido a la saturación de frecuencias, ya hace años que se produjo la conversión de la transmisión de ondas de radio y televisión analógicas a digitales.
    – Porque se necesitan personas con experiencia de empresa para formar parte de grupos de desarrollo de informática digital.
    – Porque las empresas están interesadas en los curriculums «ciegos» (importa más demostrar experiencia, e importa menos los títulos y la edad).
    – Porque hay escasez mundial de científicos, técnicos, ingenieros y matemáticos.
    – Porque «trabajar es remediar necesidades».

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    • ¡Gracias, Ajua por comentar! Es verdad que se necesita optimismo, por ser propio de la persona. Todo lo humano «humaniza» nuestro mundo… Hay que ver personas, posibilidades, cualidades, fortalezas…etc., más allá de fríos CV…, y valorar a las personas. Una cita de S. Covey: «La tecnología reinventa los negocios, pero las relaciones humanas seguirán siendo la clave del éxito». ;)) ¡Gracias!

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  4. ¿Por qué optimistas? Porque la única forma de acabar con las quejas y lamentos es poniendo luz a la oscuridad; acercarse a las personas y ver lo maravilloso que esconden en su interior; lanzar sonrisas y ver que rebotan como el reflejo en un espejo; porque después de la noche oscura viene la luz del día; porque la vida será siempre tan fantástica como tú quieras pintarla cada día con tus acciones y tu actitud ante las circunstancias.
    Buen artículo Mª José. Felicidades.

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    • ¡Gracias, Jesús por el maravilloso resumen de tu comentario…! Ver la maravilla que se esconde en cada persona, ¡¡lanzar sonrisas!!… ¡Qué necesitado está el mundo de sonrisas!, y es lo que da confianza y nos anima a dar lo mejor de cada uno, a luchar en objetivos valiosos…, para hacer de este planeta algo más humano. Y gracias, ¡¡me alegro mucho que te haya gustado!! Un saludo muy cordial.

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  5. 100 % de acuerdo. MUCHAS GRACIAS. Como dices en una de las imágenes, ser optimista es lo propio del ser humano. Esos «trucos» que relacionas en realidad son las condiciones necesarias para llevar una vida humana; si se ignora alguno de ellos la vida, propia o ajena, sale perjudicada.
    @JFCalderero

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    • ¡Muchas gracias, Jose Fernando! Sí, debe ser lo propio de las personas, aunque a veces nos comportamos de forma reactiva, sin darnos cuenta de que así se empeoran las cosas. Lo aprendí de una gran persona: el profesor Oliveros F. Otero… Y sí, es la forma de vivir como personas; lo contrario sería no cuidar las relaciones humanas en el ámbito que fuera, y también «animalizarnos» un poco… ¡Gracias de nuevo, y un saludo!

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  6. En primer lugar, quería agradecer la invitación a estos tres minutos, tan interesantes y motivadores, que aportan ideas, actitudes, empatía, y ayudan mucho en las relaciones humanas, aunque sea a través de estos medios tan fantásticos…, para llegar a mucha gente, y compartir algo muy útil… ¡¡Muchas gracias por todo!!
    María José

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      • ¡¡Gracias, Jose Fernando!!, eso es, hacerlo posible… Es la gran diferencia entre ser proactivo, y ser reactivo. Como señala S. Covey, hace falta ser de esos que hacen que las cosas sucedan, no de los que les suceden las cosas… ¡Gran reto! Gracias y saludos cordiales.

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  7. Mª José, me ha gustado mucho la relación que has establecido entre optimismo, la gratitud y el esfuerzo, pues al agradecer confirmamos nuestra fortuna y, cuando tenemos dificultades el esfuerzo nos proporciona la alegría de lograr lo inaccesible. Como bien dices, cuando transmitimos optimismo resultamos mucho más atrayentes.Esforcémonos para contagiar!

    Muchas gracias Mª José por tu reflexión y a ti José por acogernos a todos siempre

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    • ¡Muchas gracias Natalia por tu comentario tan optimista! Llevas mucha razón, porque cuando nos fijamos en lo positivo, ya estamos predispuestos a lograr lo que sea…, y como siempre hay algo que se puede hacer, nos ayuda en la lucha para «hacerlo posible», como dice JFernando Calderero… Y agradecer es darnos cuenta, valorar, disfrutar de ello…, y ¡es una forma de fomentarlo!
      Y todo ello nos da esa personalidad tan atrayente… ¡¡Gracias de nuevo!! y un saludo.

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