¿Puedes sacar bien del mal?

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Seguro que has oído alguna vez eso de que, si le das a un navarro un pez, comerá un día; pero, si le das una caña… te pedirá un pincho (una tapa).

Fuera bromas: te hablo de peces y cañas y me viene a la cabeza el mar. Luego lo entenderás.

Navarra no tiene costa, pero hoy me he empeñado en navegar. Me podía haber ido al río, aunque con la que está cayendo (llueve a mares…) prefiero surcar, calentito y desde casa, las aguas de Internet.

¿Navegas conmigo?

Hoy he estado pensando en dos productos marinos muy valiosos. Vamos a ver qué nos dice Wikipedia de ellos:

Las perlas

Las perlas son esferas hechas de nácar producidas dentro del cuerpo blando de los moluscos, especialmente en los bivalvos, alrededor de partículas extrañas que ingresan al cuerpo del animal. Las perlas más conocidas son las consideradas como gemas o piedras preciosas. Sí, ya sé que hay perlas de río, pero no me compliques el post…

El ámbar gris

El ámbar gris es una secreción biliar de los intestinos del cachalote y se encuentra flotando en el mar, o en la arena de la costa. Debido a que se han hallado trozos de ámbar gris con picos de calamares gigantes incrustados, los científicos han propuesto la teoría de que el intestino de los cachalotes produce esta sustancia como medio para facilitar el tránsito de objetos duros y afilados que el animal haya comido inadvertidamente.

Según Philip Hoare, el cachalote se traga vivos a los calamares. Cuando la comida se desplaza por el intestino inferior, los negros picos del calamar, brillantes y quebradizos -junto con otras sustancias no asimilables – provocan que el sistema digestivo de la ballena segregue bilis para facilitar su avance. Ocasionalmente esta reacción química produce el ámbar gris.

Cuando acaba de ser expulsado, el precursor graso del ámbar gris es de color blanco pálido (a veces con manchas negras), de consistencia blanda y un fuerte olor fecal. Posteriormente, se endurece gradualmente, volviéndose gris oscuro o negro, textura frágil y cerosa y olor peculiar, a un tiempo dulce, terroso, marino…

Históricamente, el principal uso comercial del ámbar gris ha sido la elaboración de perfumes; también se ha usado para fines medicinales y saborizantes.

El ámbar gris en bruto alcanza un precio, por gramo, elevadísimo. En Estados Unidos, comprar o vender ámbar gris constituye una violación de la Ley de Especies en Peligro de Extinción de 1978.

Déjame que te presente a Jalid al Sinani

Jalid -de quien supe hace un par de meses- heredó de su padre el oficio de pescador; y con él un viejo barquito con el que hacerse a la mar… Y una vida dura y llena de sacrificios para sacar adelante a los suyos. Nuestro amigo Jalid no vive en EEUU, sino en una pequeña aldea al sureste de la capital de Omán.

Un día, Jalid estaba terminando su faena en la mar, junto a dos compañeros, cuando se percató de un olor enormemente desagradable, nauseabundo: vomitivo. Nunca mejor dicho.

Habrás oído decir que la curiosidad mató al gato. En el caso de nuestro protagonista, ocurrió al revés: le dio la vida. ¿Con qué se tropezó Jalid?

Seguro que lo adivinas: nada más y nada menos que con 75 kilos (una cantidad extraordinaria) de ese repugnante e infrecuente vómito que -muy raramente- expulsan los cachalotes. Esa sustancia pringosa que, inicialmente, despide un intenso hedor fecal.

Jalid se olió -nunca mejor dicho- de qué se trataba. Así que, junto con sus dos colegas, se las arregló para, mediante unas cuerdas, recoger el pestilente vómito, que estaba bastante sólido. Y se lo llevó para casa…

Como intuía, Jalid pudo confirmar que esa masa repelente, a la que cualquier ser humano le haría ascos, eso que se le había presentado flotando en la mar, era algo tan raro como valioso: ámbar gris.

Transcurrió un tiempo y, para alivio de Jalid y de los suyos -su mujer decía que no había quién parara en casa-, el hedor del ámbar se transmutó en un olor dulce y bien agradable.

Jalid dejó secar la sustancia, que se empleará para elaborar perfumes y con fines medicinales y saborizantes, entre otros.

75 kilos de ámbar que pueden valer unos … tres milloncejos de dólares (enlace).

Y tú y yo ¿podemos sacar bien del mal?

Ni a ostras ni a cachalotes les hacen ninguna gracia, ni ningún bien, esos cuerpos extraños de los cuales su organismo se debe proteger. Para unas y otros constituyen un peligro y un mal objetivo que se han ‘tragado’. Y, sin embargo, ambos las tornan en ocasión de hacer algo muy valioso: como reacción ante ese mal, ante ese peligro, las ostras y cachalotes producen unas sustancias que valen oro molido.

No son pocas las ocasiones en que tú y yo -y aquél de más allá- somos víctimas de un mal, caemos ante un peligro… O nos tragamos (voluntariamente o no) algo que puede hacernos mucho daño. Eso es así. No sé cómo somos de animales… pero somos humanos. Y, por lo tanto, limitados.

Cuando llegue -tarde o temprano nos pasa a todos- algo malo a nuestro interior, protejámonos. Y, desde luego, aprovechemos la oportunidad para convertirlo en nácar. O en ámbar gris.  Que podrá hacer bien a más de uno…

¡Que se lo cuenten a Jalid!

23 comentarios en “¿Puedes sacar bien del mal?

  1. Querido José: acabo de leer con el placer de siempre este artículo tuyo; también, como siempre, muy interesante.
    Respaldo abiertamente la idea de que cuando llegue «algo malo a nuestro interior …/… aprovechemos la oportunidad para convertirlo en nácar».
    En bastantes ocasiones me he encontrado en situaciones duras que encerraban «perlas» en su interior.
    Algunos ejemplos:
    Quince días antes de la boda me quedé sin empleo. La primera reacción fue de fastidio, rabia y dolor; la siguiente, búsqueda frenética de empleo y la tercera dar gracias a Dios porque fruto de esa situación acabé, después de algunos azarosos lances, contratado en el colegio Irabia de Pamplona donde empezaron a ocurrir muchas cosas importantes de mi vida que nunca agradecerá bastante. A día de hoy siguen alimentando mi «motor» personal, familiar, profesional y social.
    Otra «perla»: a una persona, buena donde las haya, que nos ha ayudado MUCHÍSIMO a mí y a mi familia y al que quiero como si fuera mi hermano la conocí rompiéndole involuntariamente un piloto del coche. Necesitaría ni «tres minutos» sino tres mil para contar todo lo que esta persona ha hecho por nosotros; desde aquí ruego a los lectores una oración por su alma (falleció hace dos años).
    Aunque termino aquí mi aportación, podría seguir ya que he sido protagonista de varias situaciones más, todas ellas de envergadura, que me han llevado a desconfiar de mi percepción cuando catalogo algo en mi vida como bueno o malo.
    Por otro lado, no es que se pueda sino que SE DEBE SACAR BIEN DEL MAL. Aunque solo sea ganando en paciencia, el mal puede «usarse» para fines positivos; sin ingenuidades, pero con inteligencia. Hasta el pecado puede llegar a ser fuente de gracia y de salud moral, psicológica y física si se utiliza adecuadamente.
    Un FUERTE ABRAZO.
    @JFCalderero

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  2. Hay montones de oportunidades para sacar «bueno» de lo malo aunque no siempre las aprovechamos; agradezco esta reflexión y también la información recibida como ejemplo.

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      • Hasta aquí todos mis comentarios hacia este blog, su autor y los participantes han sido merecidamente elogiosos.
        Pero, siempre ha de haber un «pero» aunque nada sea para no fomentar la soberbia, hoy tengo una queja: creo que el comentario sobre lo que hace un navarro al darle una caña deberíamos llevarlo a la práctica en la calle de La Estafeta más que limitarnos a consideraciones teóricas.
        ABRAZO,
        @JFCalderero

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      • Tienes muchas responsabilidades (y yo alguna, también) para elegir ese día y hora. Sería una encerrona en toda regla. Así que cuando quieras y… sin encierro! Abrazos!!

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  3. Solo los inteligentes saben ver la oportunidad en obtener​ de lo aparentemente malo y apestoso, como ocurre en la historia que relatas, algo bueno y productivo, y no hay inteligentes sin la práctica de la bondad, según te hemos leído en otro artículo, así que sabemos lo que hizo con el ámbar del cachalote el habilidoso Jalid? Ojalá lo haya sabido aprovechar en su beneficio y en el del prójimo, si no es otra historia. Gracias por compartir esta historia tan interesante y enriquecedora, José.

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    • Según decía un medio en el que contrasté información pero que no cité (ya que no puse el enlace) pensaba seguir trabajando como pescador, comprarse una casa, mejorar la vida de su familia (esposa y 4 hijos) y auxiliar a los pobres. Ah! Y acababa dando gracias a Alá por la fortuna que había tenido.
      A ver si aprendemos por aquí!
      Mil gracias por comentar!!
      Un saludo muy cordial

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    • Muchas gracias a ti, Juan. JF es un gran profesional y una gran persona. Y si me lee… que se fastidie, jeje. Sus comentarios aportan gran valor. Un día hará un post. Aunque no le hemos puesto plazo. Lo que acaba de hacer es un gran libro sobre filosofía y sentido común. Me encargaré de difundirlo, como habría que hacer con todo lo bueno, en cuanto salga al mercado. Un abrazo fuerte

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      • Muchas gracias, querido José, por tu apoyo a «Filosofía y sentido común». Espero que esté en las librerías dentro de un mes aprox. Abrazo,
        @JFCalderero.

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    • Me alegra que mis palabras puedan ayudar; no hago más que devolver una pequeña parte de lo que Dios, y muchas personas buenas entre las cuales alguna anda por aquí cerca, je, je., me han ayudado y me siguen ayudando. Abrazo.

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  4. Qué subidón!!!! Veis? He tenido un día «malillo» pero al leeros acabo de hacer la reflexión pertinente para ser capaz de descubrir lo bueno… y lo tiene (aunque mis limitaciones impidan verlas con claridad) : Creo que es un ejercicio vital y necesario para aprender a ser felices, pues la felicidad no es ausencia de situaciones negativas sino tener la actitud adecuada ante ellas. Y la que propones José, es LA ACTITUD. Mil gracias como siempre José, por animarnos a ser mejores.

    José Fernando, muchas gracias a ti también, pues tus ejemplos me han obligado a hacer un examen mucho más generoso y agradecido de diversas situaciones.

    GRACIAS a todos, es un lujazo teneros en este rincón

    Natalia

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    • Cuánto me alegro de que te haya ayudado, Natalia! Es un lujo tener a JF como «comentarista», siempre atinado. Y lo es tenerte a ti a ambos «lados» del blog, al que tanto aportas, publicando o comentando. Que todo lo malo se pase… para bien!!! Mil gracias, Natalia, y un abrazo fuerte

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    • Me alegro mucho, Natalia, de tu «subidón». Tu comentario me da pie para seguir abundando en el tema inicial ¿Puedes sacar bien del mal?
      Me parece que, estando convencido de que existe el «bien» y el «mal», no siempre sabemos distinguirlos bien ya que los criterios que usamos para etiquetar algo como «bueno» o «malo» en muchas ocasiones están dictados por las pasiones, la subjetividad elevada a la categoría de norma y otras limitaciones que todos tenemos, entre ellas las abundantes visiones reduccionistas de la realidad que nos rodean por todos lados.
      No me acaba de convencer la «Pedagogía positiva», o al menos alguna interpretación de ella, ya que da la impresión de que ignora los problemas reales buscando fundamentalmente el bienestar y promoviendo «por tanto» huir de las personas «tóxicas». No se trata de procurarse un entorno anestesiante viviendo en una, por otra parte imposible, «nube rosa».
      Parte de la madurez humana consiste en «gestionar» bien los conflictos huyendo tanto de imponer a nuestro alrededor la «pax romana» como el «laissez faire, laissez passer».
      Al final toda circunstancia de la vida «pide» ser tenida en cuenta y nos interpela para crecer nosotros y ayudar a crecer a los demás, que son las principales, y más gozosas, tareas humanas.
      Abrazo.

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