Llueve sangre

Unsplash by Sofía Roblero

Hace bien poco conocíamos con horror cómo el padre Jacques Hamel, anciano sacerdote francés, era pasado a cuchillo por razón de su fe; degollado en su propia parroquia a manos de dos terroristas del ISIS.

Ello escasas horas después de la mayor sangría humana en Japón desde mediados del siglo pasado: cuarenta y cinco personas con discapacidad eran apuñaladas, diecinueve de ellas asesinadas.

Estos crímenes son, hasta ahora, los últimos de una horripilante espiral de ataques y de atentados mortales.

Nos han conmocionado, sí. También las matanzas de Niza, Múnich Quizás por cercanas, por consecutivas, por salvajes, por indiscriminadas. Pero ¡cuánta violencia, cuánto terror sufre el hombre, en tantos lugares del mundo, a manos del hombre! ¿Podemos asistir pasivos? ¿O ello depende de lo que te contaba en este post? (Haz clic aquí).

Hoy tenemos que hablar de la violencia

De la que padeció hasta el martirio un anciano sacerdote, genuflexo. De la que fueron víctimas unos japoneses a quienes -en este caso por su discapacidad- su asesino quería ‘fuera de este mundo’. De tanta como vive a diario el ser humano… por todo lo largo y ancho del mapamundi.

Una violencia que tiene algunas raíces coincidentes con las que te mencionaba en «Mujeres, no objetos«:

  • El error y la perversión de «amar» las cosas y usar a las personas.
  • Algunos «modelos culturales» (me niego a quitarle las comillas) que, al igual que advertía entonces, se difunden en ciertas series, películas, vídeos, videojuegos, etc.

Padecemos violencia física por doquier.

Para constatarla, basta con que te asomes a cualquier telediario, a cualquier digital.

Y junto a esa violencia, la verbal.

En estos últimos tiempos se exhibe y por ciertos ‘personajes’ nacionales o extranjeros hasta se quiere poner en valor el lenguaje soez, la provocación, la injuria. Utilizando, a veces, expresiones agresivas o  nada edificantes. En fin, buscando titulares o remover tripas en lugar dedicarse a trabajar por la convivencia, el respeto y la concordia.

Por no hablar de lo que a veces ocurre en las redes sociales.

La violencia virtual.

Y la brutalidad se nos ofrece también -si no quieres taza, taza y media- con la excusa del «divertimento» en la ficción, en el ocio. Son cosas del negocio.

Ello se lleva a cabo banalizando el valor de la vida humana. Así, por ejemplo, se oferta a nuestros chavales que disfruten digitalmente y sumen puntos y adrenalina en el ‘goce’ de eliminar ‘vidas’. Con pistolas, metralletas o bombas virtuales… idénticas a las de verdad. Con ‘juegos’ que se manifiestan como una loca carrera de ‘a tanto el litro’ de sangre humana.

Violencia virtual, verbal, psíquica, física… Inadmisible. Y alguien debería pensar si algunos barros no pueden traer otros lodos.

Queremos, es necesario, que crímenes como los de Japón, como los de Alemania, como los de tantos lugares… se castiguen. Que se actúe frente a cualquier vulneración de derechos humanos. Que se condene, reprenda y penalice.

Pero junto a la reacción ante los crímenes, necesitamos replantearnos las políticas «preventivas».

Porque -lo apuntaba en el post anterior- hay «caldos de cultivo» que no son buenos. Que no conducen a nada positivo. No hablo de una relación indefectible de «causalidad«. Pero, con la misma prudencia, creo que tampoco podemos dar por hecho en todo caso la de «casualidad«.

Dichos «caldos de cultivo» hay que erradicarlos. Y, además, ser proactivos en el fomento de políticas de convivencia, de respeto. Cada uno desde donde le toca. Te recuerdo alguna de las citas de «La paz y los portazos«.

Hemos de trabajar por impulsar una cultura de paz

No se juega con las cosas de comer. Eres persona cabal y me entiendes. Y ya que he hablado de jugar… Leía estos días el siguiente titular -que obviamente no es mío-: «El asesino de Múnich mató como en un videojuego«.

En la información, el ministro alemán apuntaba la conveniencia de abrir un amplio debate social sobre determinados juegos online en los que la violencia tiene un papel esencial. No es la primera vez que se habla de ello. Siempre, eso sí, «en caliente».

Ábrase ese debate. Y todos los que hagan falta. Hay demasiada violencia, demasiada agresividad, demasiados desprecios, frivolidad… en algunos ambientes.

Sáquense conclusiones (algunas parecen elementales).

Pero, también, actúese. Otra cosa parecería fingimiento, oportunismo… pura ficción, si no grave irresponsabilidad. O que solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Y en verdad que está tronando. Y llueve.

Llueve sangre inocente de tantos seres humanos, seres hermanos. Y no es cosa de hoy. Aunque hoy haya más alarmas encendidas.

Pedía a Dios el papa Francisco que convirtiera los corazones de quienes causan tanto dolor y de los que, por cualesquiera intereses, alimentan las matanzas. Es más que probable que eso mismo estuviera rogando el padre Jacques, arrodillado, a punto de serle arrebatada la vida. Descanse en Paz.

Quiero acabar en positivo. Con la respuesta de una anciana que fue feliz en la tierra a base de entregarse día tras día a los más frágiles, a los desheredados. A la pregunta de ¿qué puedo hacer para promover la paz mundial? contestaba la Madre Teresa: «Ve a casa y ama a tu familia».

¡A por ello!

25 comentarios en “Llueve sangre

    • Muchas gracias, José Ignacio.
      A ver si cada uno de nosotros lo interiorizamos y «empujamos» para avanzar en el camino hacia la paz. Cada uno desde donde le toque: su casa. Su trabajo. Su responsabilidad.
      Un abrazo y feliz tarde

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  1. Me gustaría participar en este debate que propones con una serie de reflexiones que desde hace tiempo me rondan por la cabeza y que, por lo que está sucediendo durante estas últimas semanas -no por novedosas sino por su rápida sucesión en el tiempo unas de otras- creo, por desgracia, confirman a mi parecer la opinión que tengo al respecto.

    Para ello me vienen bien los interrogantes y posibles causas que planteas, no faltos de razón como acostumbras en tus escritos.

    Quisiera comenzar por el final de tu escrito y la cita de la Madre Teresa haciendo de “abogado del Diablo” y planteando la cuestión de que, aunque la importancia de la educación en el seno familiar es importante, una vez “fuera” ¿con qué mundo se encuentran los hijos?

    ¿Cómo es posible “lavar el cerebro” de una manera tal que un padre no reconozca en sus acciones al hijo que crió? ¿Cómo es posible esa aparente facilidad con la que la juventud y los no tan jóvenes se dejen llevar por el primero que venga ofreciendo, si no el Paraíso a sus “mártires” también un mundo en el que lo superfluo es cada vez mayor?

    ¿Dónde está esa escuela de valores cuando es cada vez mayor el que le se otorga a la pura imagen, pero a la manera simple de una estatua de mármol, bella, impávida…, pero tratándose de seres humanos, triste por estar hueca.

    No veo por ningún lado una situación que no sea causa-efecto de los hechos que lamentamos.

    Las modas, opiniones, frases hechas tras cada atentado -los “Je suis …”que, por cierto, no he visto tras el asesinato del sacerdote francés-, los mensajes de Amor y buenos propósitos de cada Navidad, todo pierde su sentido en aras de otros intereses…, como el consumismo y se justifican por otro ismo: el relativismo.

    Quizás sea debido a que esta sociedad mal llamada de la información viva demasiado deprisa y todo viene y todo se va sin tiempo a digerirlo.

    Todo en aras de una banalización de todo, y ahí has dado en el clavo en tu escrito. Yo añadiría nuevamente el relativismo que impera…, pero esto daría para un libro.

    Quizás me ha correspondido el papel crítico-pesimista en este debate.

    Quizás mis experiencias no sean las más apropiadas para verlo de otra manera.

    Quizás, cuando cada tarde veo desde mi ventana a las mismas personas paseando al perro con una mano y con la otra usando el Whatsapp …, dejándose llevar por donde el perro les guíe ….; o veo a esas parejas, amigos, que se reúnen para salir, comer, pasear y hay una pantalla de distancia entre ellos…, que no levantan la vista para ver el mundo y, aún así, se nos pretende convencer de las bondades sociabilizadoras del cacharro…, quizás, repito, será porque soy un obsoleto.

    Quizás sea por obsoleto que, cada vez que aparece la publicidad en la televisión, prefiero quitarle el volumen; así me resulta más divertido y fácil de analizar.

    Eso por un lado, pero por otro no puedo dejar de referirme a la tremenda hipocresía que invade esta sociedad actual, en donde los valores están en franca decadencia y cuando, mencionarlos tan sólo, suponen una cara de extrañeza por parte de los demás, como si de otro idioma estuviéramos hablando.

    Considero que a esta sociedad le falta algo fundamental que aportar, y es el espíritu crítico. Pero no se puede tener éste cuando el motor que lo genera no funciona…, y es la formación amplia y plural, no sólo en conocimientos sino también en valores que, si se mira bien, no son tantos ni debieran resultar tan difíciles de realizar y que yo concretaría en un “trata a los demás como quieras ser tratado”.

    Pero claro, quizás yo sea persona simple…; aunque recientemente sobre otra persona oí que recaía el calificativo de ingenuo… Quizás yo también lo sea.

    Hoy en día todo tiene el valor y la duración de un suspiro y esto lo podemos entroncar con el inicio de este largo discurso por mi parte.

    ¿En qué país se fabrican las armas usadas por el extremismo islámico? ¿Qué clase de hipocresía puede suponer poner en una balanza el lamentar y pesar muertos por un lado y, por otro el peso de una economía en donde el ser humano es lo que menos vale?

    Hechos tales como el “brexit” y la franca decadencia de la Unión Europea, quizás empiece a plantear situaciones nuevas pero albergo pocas esperanzas porque siempre la solución se ha limitado a un lavado de imagen y a una continuidad en las políticas basadas en un sistema económico que se ha demostrado erróneo …, y en ellas el ser humano es lo que menos ha contado.

    La entrada de nuevos escenarios políticos podría ser un punto de vista, pero como conocedor en algo de la Historia, tan sólo puedo resumirla en un “es como la pescadilla que se muerde la cola”, algo previsible y repetitivo a lo largo de la misma. En este sentido, lo que temo es la aplicación de medidas más restrictivas en aras de una seguridad general y en una implantación cada vez más adulterada de un sistema rígido, amparado en las propias leyes, como ya viene sucediendo en muchos países y que, curiosamente en algunos ayuntamientos nuestros, también los hay que intentan imponer sus ideologías…, eso sí, en un entorno de buenismo, “fraternidad” y supuesta “igualdad” y “legalidad”.

    No son hechos nuevos, ya lo sé, pero esos barros criados a lo largo muchas décadas, han generado ciertamente estos lodos, pero la pregunta que se genera me recuerda lo del cascabel al gato…, ¿quién empieza a barrer? Desde casa empieza a ser un poco decepcionante y ya si nos asomamos a la calle no te cuento.

    “Pan y circo”, se ha dicho muchas veces…, tan sólo que creo que hoy en día hay más circo que pan.

    Un abrazo.
    Jorge Villanueva.

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    • Te agradezco Jorge Villanueva esa afirmación de que «a esta sociedad le falta algo fundamental que aportar, y es el espíritu crítico». Precisamente estamos, otro coautor y yo, acabando la versión de un libro que se iba a titular «El sentido crítico» y que ha sido «rebautizado» como Filosofía del Sentido Común.Coincido en que es fundamental el espíritu crítico, pero… más fundamental aún, imprescindible, es AMAR.

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    • Estimado Jorge:
      Quiero en primer lugar… decirte que esta es mi segunda respuesta. ¡La primera se me ha borrado! Son las 12 p.m. y no sé si a estas alturas voy a saber muy bien lo que escribo.
      Dicho esto, voy a lo principal: quiero agradecerte muy sinceramente tus aportaciones, con un examen minucioso y solvente de la cuestión -como el que te caracteriza- y creando «valor añadido» a través del diálogo.
      La familia y la escuela (como su «cómplice» tan valioso) llevan a cabo una tarea esencial. Además… «educa la tribu». Alguno dirá… ‘¡Pues vaya tribu!’ y otros añadirán: ‘es lo que hay’, o ‘con ello hay que contar’. Otros, le intentarán sacar chispas a la ‘tribu’ que rodee a los suyos, a sus chavales. O intentarán que sea la mejor posible… y otros más, además de cualquier opción, confiarán en la Divina Providencia.
      En cualquier caso, la educación es fundamental (con la palabra y, sobre todo, con el ejemplo) para que los ‘árboles’ jóvenes echen sólidas raíces y crezcan fuertes, altos, con identidad propia. Sin tener que ‘bailar’ al son que les marquen los vientos de turno.
      Es esencial que sepan hacer/se preguntas. Que tengan capacidad de análisis. Espíritu crítico. Con eso, hay mucho ganado.
      Porque los jóvenes, si se les ofrece, saben lo que les ‘llena’ (que no es precisamente la vacía y estéril ‘sociedad de sensaciones’ que se vende en algunos medios, sino fundamentalmente una sociedad de ‘sentimientos’ -esos sí llenan el corazón-, sociedad que con alguna frecuencia se les hurta, o se les oculta tras la primera).
      No quiero ahora definir a toda la sociedad. Lo que además sería complejo. Prefiero fijarme -ahí está mi confianza- en personas concretas. En los referentes, líderes de verdad, que necesitamos. A veces, simplemente -que no es poco- líderes de sí mismos. Que hagan lo que «quieren» y no solo lo que «les apetece». Personas que se mojen. Que escriban o digan lo que piensan. Que defiendan valores, que enarbolen esa ‘bandera’ sin rubor. Que no abdiquen ante lo políticamente correcto. Que gobiernen -lo que les toque: su ser, su casa, su negocio, su país- anteponiendo el interés común a los particulares. Que piensen -si son políticos- más en las próximas generaciones que en las próximas elecciones.
      Por lo demás, ¿qué puedo decir ante tantos «quizás» como puedo compartir?
      Los hijos que nos defraudan son hijos de nuestra generación… Fruto de nuestros actos u omisiones. Pero son seres humanos, con ‘alma’, con corazón. Si eso se logra encauzar… tenemos mucho ganado. No puede ser que ante lo vacuo, artificial e incoherente de algunas conductas se vayan de ‘Guatemala’ a ‘Guatepeor’. Y creo que, hay muchos que ya más que lo intuyen.
      En la medida de las posibilidades, está en manos de cada uno -tú lo has hecho hoy con tu teclado- aportar nuestro granito de arena.
      A veces lo haremos queriendo, ex profeso. Otras, sin querer. Me viene a la cabeza precisamente ahora père Jacques (el día 25, Santiago, fue su santo y el 26 lo degollaron). Y pienso que la sangre que han vertido va a dar mucho fruto. Cuántas personas habrán meditado sobre la labor callada, discreta, sacrificada de un cura octogenario que -con su martirio- va a revolver muchos corazones… ¿Puede ser ‘lider’ un anciano/a frágil, dedicado a humildes feligreses, en una labor aparentemente oculta y rutinaria? A la vista está.
      Acabo, que si no, no acabo. La gente de bien está harta de circo, de que algunos le digan lo que creen que quiere oír. Necesitamos personas a las que escuchar que lo que vale, cuesta. A veces, sangre, sudor y lágrimas. Pero que es parte de la ‘aventura’ de la vida.
      Ah, aquí, como en las pelis, al final ganan los ‘buenos’. Ahí tiene que estar nuestra esperanza. Nuestro trabajo, nuestro esfuerzo… en hacernos dignos de formar -siquiera sea tras prórroga y penalties y ‘con el Árbitro’ a favor- formar parte de ese equipo. Por mi parte, queda mucho tajo pendiente. Si yo te contara… Pero no son horas, jeje
      Un abrazo fuerte

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  2. Creo que la receta, gratis por cierto, la tenemos disponible desde hace siglos:
    «En el Santo Evangelio según San Marcos (12: 29-34), está escrito que nuestro Señor Jesús el Cristo da testimonio de que la «Shemá Yisrael…» es el primero y el principal mandamiento de todos:
    «… El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel [Shemá Yisrael], el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente, y de todas tus fuerzas; este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante á Él: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos…»
    Podemos dar vueltas y vueltas, pero al final… solo hay un camino: AMAR A CADA SER HUMANO COMO LO QUE ES: «MI» HERMANO.
    Saludos a todos,
    JF

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    • Como siempre JF ha puesto una pica en Flandes.
      Habría que decir Amén. Y punto.
      Pero voy a ratificarlo con el inicio de un canto que a alguno os sonará: Aunque yo dominara las lenguas arcanas y el lenguaje del Cielo supiera expresar solamente sería una hueca campana si me falta el amor… Si me falta el amor no me sirve de nada. Si me falta el amor nada soy.
      Eso dice el canto. La experiencia, que en esa materia siempre se puede mejorar.
      La has clavado JF.
      Abrazos!!

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  3. Me parece una entrada inmejorable donde las haya. Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que se dice en ella como no podía ser de otro modo. A veces pienso que algunas personas ademas de mirar para otro lado cuando no les gusta lo que ven en la calle, estan como anestesiadas para reaccionar y ver que pueden hacer para mejorar ellas mismas con acciones concretas vividas en el dia a dia. Creo que puede ser un buen comienzo para empezar a mejorar nuestra sociedad. Como propósito concreto me quedaría con el criterio de empezar por nuestra propia familia poniendo en valor y reforzando la educación basada en principios cristianos.

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    • Muchas gracias, Begoña, como siempre por tus generosas palabras y reflexiones.
      Seguro que animan a más de una persona y de dos a «complicarse» (co-implicarse) la vida un poco más y poner un granito de arena. Eso lo haces tú por los demás con mucha frecuencia. Muchas gracias por ello y por vuestra amistad. Feliz día!

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    • Tu comentario, Begoña San Martín, al que me adhiero al 100%, me despierta la necesidad de compartir una de mis principales inquietudes educativas y vitales: «Ser protagonista de la propia vida».
      Creo que, de una u otra forma, no acabamos de educar y autoeducarnos en la idea de que cada uno de nosotros somos valiosísimos. En consecuencia, nos parece que nuestra «aportación vital» solo cuenta si se suma a la acción de otros.
      Según este pensamiento, desviado de la realidad desde mi punto de vista, la tarea de «mejorar el mundo» le corresponde a «otro», a los líderes. Y así millones y millones y millones y miles de millones «suspirando» por un mundo mejor y quejándose de todo sin apenas aportar nada debido, en gran parte, a la poca estima de la vida ordinaria.
      Parece que la misión de la familia fuera dar soporte a sus miembros para la realización de las tareas «importantes», «glamurosas», que se realizan en el trabajo, lo social, mediático, etc. Con este paradigma, cuidar niños, ancianos, cocinar, convivir con los «míos», etc. se convierten, DESGRACIADAMENTE Y CON GRAN SUFRIMIENTO DE MUCHOS, en tareas menores que no «hacen currículo».
      ¡Cuántas sorpresas no vamos a llevar cuando «nos llamen arriba»!
      Día a día nos afanamos en miles de actividades irrelevantes e incluso contraproducentes.
      Cuando se vive de espaldas a, o en contra de, la Naturaleza y de la Naturaleza Humana es lógico que haya mucho llanto y… ¡Llueva sangre!
      Abrazos a José y a los demás comentaristas.
      JF

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      • Esto no es el eco, ni un malware; es solo que soy yo quien quiere decirte a ti: «Qué grande eres, amigo! Abrazos para ti y todos los tuyos.».
        Tomo mis vacaciones ¡ya! y en principio voy a estar en modo «apagón digital» rodeado de hijos y nietos por todas partes así que, como decía la canción sesentera, «cuando llegue septiembre todo será maravilloso». A lo mejor… ¡hasta tenemos gobierno y todo!
        ABRAZOO.

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      • Muchas gracias! Descansa todo lo que puedas. Ya sabes que lo de descansar (con toda la prole) suele ser cambiar de actividad. Porque actividad… no te va a faltar!
        Cuídate. Y nos vemos!
        Pronto llegará septiembre. No sé yo si aprobarán… (lo del Gobierno). El «profe» les tiene manía, parece.
        Abrazos!!!

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  4. Felicidades por la reflexión.
    Vivimos en un mundo cada vez más acelerado que mira más las cosas que a la propia persona.
    Me da miedo pensar que mis hijos, que las personas que conozco, que yo misma me acostumbre a escuchar y ver tales barbaries como algo normal, acudiendo impasible ante tales hechos.
    Es duro, muy duro pensar que estamos educando a niños y a jóvenes que no tratan bien a los suyos, a los cercanos,… ¿Qué sucederá con aquéllos que opinan de forma contraria a la suya? Me da miedo.
    Me gustaría pensar que el hombre ha evolucionado y no sólo a nivel tecnológico, pero estoy cansada de ver en redes sociales lo contrario.
    ¿Hemos perdido los valores? Quiero creer que no, pero últimamente se acumulan los ejemplos contrarios. La familia y la escuela son pilares básicos que hemos descuidado.
    Me encanta que acabes en positivo porque necesitamos ver, sentir y apreciar aunque sean pequeñas muestras de esperanza.
    Tengo una compañera que en la puerta de su clase tiene una frase de la Madre Teresa de Calcuta: » a veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltase una gota». Me gusta leerla y reflexionar.Hoy un poquito más.
    Muchas gracias por remover nuestros cimientos y no permitirnos que nos acomodemos. Siempre se puede hacer y dar más.
    Un abrazo enorme.

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    • Muchas gracias a ti, Maribel. Por tus palabras y por tus magníficas aportaciones.
      Estoy seguro de que «cumples» y muy bien «tus deberes» para con los demás. Se deduce de tu comentario. Que es, como poco, otra gotita en el mar. Porque hay gente que te va a leer. Y se va a poner, al menos, a pensar. Mil gracias a ti. Y muy feliz día!

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    • El sistema de riego por goteo es muy efectivo.
      Que tú aportación, Maribel, o la mía sean «una gota» no las hacen menos valiosas. Como dice José «hay gente que te va a leer. Y se va a poner, al menos, a pensar».
      Siempre me ha hecho pensar, y me ha removido, esa escena del Evangelio en la que una pobre viuda que, en términos absolutos; no da casi nada y el mismo Jesucristo dice que es «la que más ha dado».
      En muchas ocasiones, una palabra, un gesto o una simple mirada en un entorno íntimo, familiar, tiene muchísima repercusión, a nivel personal que es lo que cuenta y también se puede «desbordar» a nivel social llegando a muchas otras vidas.
      Abrazos a todos y ¡Feliz verano!
      En las próximas semanas estaré en fase «apagón digital»; si no doy señales de vida, no es que esté «en mal plan!

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  5. Usted dice en su texto:
    «se oferta a nuestros chavales que disfruten digitalmente y sumen puntos y adrenalina en el ‘goce’ de eliminar ‘vidas’»

    Por esa regla de 3 el Ajedrez también es un juego de matar y debería plantearse su uso en las aulas,¿no? Creo que criminalizar el juego es reducir el debate a un nivel demasiado elemental… Se queda en la superficie del problema en lugar de zambullirse. Ya le conviene poder señalar un problema con el dedo acusador sin intentar un razonamiento mas profundo. Es como poner a debate la novela negra… ¿Demasiada muerte en la literatura también? ¿O leer es un acto noble pero en cambio jugar no?

    No tiene sentido culpar al ocio (videojuegos, rol, literatura…) el problema es la educación.

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    • Muchas gracias por su comentario.
      Voy a intentar explicarme claramente. Respeto su opinión (no faltaba más) pero, que yo sepa, en ese ajedrez en que «se comen» piezas nunca ha habido ni uno, ni dos rombos.
      Sin embargo, usted y yo coincidiremos en que en los vídeojuegos hay calificaciones por edades e indicaciones expresas y explícitas (porque el legislador lo ha entendido necesario para la protección de los derechos por ejemplo de los menores) sobre si tienen contenido violento, expresiones soeces, escenas para adultos, etc.
      Con los libros o publicaciones: los hay apropiados para niños, para jóvenes, para adultos…
      El problema, dice usted -y coincido en ello- es la educación. Y, por razones obvias, existen contenidos que para al menos algunos educandos son poco digeribles.
      Y con educación, hay también mucha oferta basura. Con el mayor respeto.
      A veces nos quejamos en algún ámbito de a dónde hemos ido a parar. Y prefiero prevenirlo diciendo: ya nos dábamos cuenta de por qué senda nos habíamos adentrado?
      Y dicho esto, podríamos entrar en mil matices. Seguro que si nos viéramos y charláramos coincidiríamos más de lo que la brevedad de los comentarios hace viable contrastar. En todo caso, discrepar es sano. Y le agradezco que, haciéndolo, lo manifieste.
      Un saludo muy cordial y feliz viernes.

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