Pero no empuje

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Estoy leyendo el libro “Desde la adversidad. Liderazgo, cuestión de carácter”. Es una obra de Santiago Álvarez de Mon, mi admirado profesor del IESE. Seguro que el texto dará más juego en mi blog.

Hoy quiero contarte algo que captó mi interés ya en su prólogo. Lo escribe Josep Carreras. Quiero compartir contigo mi reflexión.

Redacto esta entrada, por primera vez, a dúo con Edita Olaizola (@EditaOla), amiga bloguera presente en otras redes sociales. Es mi primera experiencia de un post a cuatro manos. Ella ya lo ha probado con éxito. Como todo lo que en general hace… No voy a excederme en los elogios, porque luego le toca “hablar” a ella. Hoy quiero ser, orgulloso, su telonero.

Escribe Josep Carreras: “Frecuentemente bajo supuestos liderazgos salvadores, el odio y la intolerancia han caído sobre sociedades y grupos étnicos o raciales”.

Me consta que Edita no es una “supuesta líder”, es una líder en lo que hace. Y tendrá que aguantar que “desde mi libertad de cátedra” lo escriba así y aquí. Y tener convicciones firmes (y vaya que las tiene) no conlleva –más bien al contrario- que pretenda imponerlas; le basta con proponerlas. Ponerlas a libre disposición de quien las quiera conocer y valorar. Y saber, además, evitar discusiones (en el peor sentido del término) estériles.

A este respecto, hace poco Edita comentaba un post mío (“Lío gordo”) y afirmaba: “¡Qué difícil es no discutir!… Me permito agregar uno (un consejo) más: acordar con el interlocutor sobre qué no hablaremos en lo sucesivo, esos temas en los que ninguno de los dos pensamos ‘dar nuestro brazo a torcer’. ¿Para qué gastar energías inútilmente, enturbiar las relaciones armoniosas y perder el tiempo? Cada uno sabe qué piensa el otro y a otra cosa, mariposa. A mí me funciona”.

A otra cosa, mariposa (Pixabay
A otra cosa, mariposa (Pixabay)

No os extrañéis de que Edita mencione a ese insecto lepidóptero en estado adulto. Le encantan los animales y los defiende, como el respeto al medio ambiente en general, con empuje y pasión. Con convicciones. Sin violencias y sin alzar la voz pero con claridad y contundencia.

Lo de alzar la voz me recuerda aquella anécdota que se cuenta de Leibniz: Solía asistir en la Universidad de Leiden a debates con estudiantes y otros profesores. Las discusiones se desarrollaban siempre en latín.

Pasado un cierto tiempo, Leibniz pudo constatar que frecuentemente acudía a los debates un vecino suyo que era zapatero de profesión.

Un día, escamado, se acercó al zapatero y le preguntó si acaso sabía latín para seguir los debates.

-Ni sé latín ni tengo intención de aprenderlo. Solo vengo a ver cómo discuten.

-Pero, si no entiende latín, ¿cómo sabe quién tiene razón en las discusiones?

-Eso es fácil. Cuando alguien grita mucho, ése seguro que no tiene razón.*

Estoy seguro de que cuando Edita debate con alguien, más que gritar e intentar imponer sus ideas, intenta argumentar y convencer con razonamientos. Y de que exige la misma actitud a la contraparte.

Como afirmaba el antropólogo (y muchas más cosas) navarro Julio Caro Baroja, crea usted en lo que quiera, pero no empuje”. Se nota, Edita, que sois de la zona.

Tuya es la palabra. Seguro que los lectores del post la esperan.

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* Ignoro si la anécdota es cierta. La cita Gregorio Doval (@gedoval)  en Anecdotario universal de cabecera. Ediciones del Prado, Madrid 2003.

——–

Querido José  (@jiribas ), como dice tu admirado Leibniz, para que algo exista  no es suficiente con que sea posible, sino que tiene que ser compatible con la posibilidad de los otros elementos que componen, por así decirlo, «su mundo».

En nuestro caso está clarísimo que «somos compatibles», porque coincidimos en muchas cosas respecto a la forma de ver el mundo y  las relaciones interpersonales.

Por eso acepto, no sin cierto rubor, el retrato que me has pintado: entiendo que tú y yo formamos, junto con otras muchas personas, un mundo interrelacionado en el que cada uno es lo que es – en gran parte – gracias a que los demás son lo que son.  Una especie de adaptación social de la teoría sobre las Neuronas espejo.  Como dice mi admirado Bauman, nos conocemos en tanto conocemos al otro y conocemos del otro.

En la primera parte de este artículo has mencionado a vuela pluma conceptos tan importantes como liderazgo, tolerancia, convivencia, discusiones y medio ambiente.  Me gustaría mucho hablar largo y tendido de cada uno de ellos, (de hecho son pilares de mi actividad profesional),  pero como obviamente es imposible voy a dar un salto mortal sin red resumiéndolos en uno solo: respeto (del latín  respectus, atención, consideración).

Considero que respetar es básico, que es la base de la sociedad, incluso en muchas sociedades no humanas.

La primera vía que me llama la atención es el respeto hacia uno mismo, porque nadie puede dar  lo que no tiene.  Podrías echar un vistazo a este artículo de Borja Vilaseca, (@BorjaVilaseca), Claves para amarse a uno mismo, que lo explica mucho mejor que yo.  (Mezclo adrede los términos «respeto» y «amor»).

La segunda vía es la construcción y consolidación de un marco ético. Como dice Peter Singer, nuestros principios éticos son, por definición, los principios que tomamos como esencialmente importantes y rigen nuestra existencia. Ellos nos ayudan a escoger qué tipos de comportamientos son los adecuados, y desde la época de Aristóteles sabemos que los comportamientos adecuados, cuando son repetitivos, se convierten en «virtud».

Y la tercera vía, por fin, es la sociedad. Tal como repite a menudo Bauman,  la sociedad, su continuidad y bienestar son posibles gracias a la competencia moral de sus integrantes, y no a la inversa.

En otras palabras, creo que la secuencia bienestar personal – marco ético – responsabilidad social es algo que está en nuestras manos y que todos podemos ayudar para que funcione cada día un poquito mejor.  Como dice el refrán, «un grano no hace granero, pero ayuda al compañero».

A fin de cuentas, a todos nos interesa vivir en una sociedad respetuosa, ¿estás de acuerdo? ¿Y tú que nos lees… lo estás? (Acepto «no» por  respuesta, obviamente 😉 ).

27 comentarios en “Pero no empuje

  1. Interesante artículo sobre un tema importante: el respeto…, algo de lo que últimamente, creo, se habla mucho pero que nadie sabe dónde está.

    En general estoy de acuerdo con la mayoría del planteamiento, salvo con la posibilidad de que exista en sociedades no humanas, dado que parto del concepto de voluntad y de decisión, que no de mero instinto.
    Por otro lado, al leer vuestro artículo, lo primero que me vino a la cabeza fue el concepto de respeto de nuestros mayores y el actual.

    Creo que el sistema «a la antigua», como algunos lo denominan, llevaba un nivel de exigencia superior en este sentido. Mi pregunta es si acaso venía debido a algún tipo de reprimenda o de miedo el respeto que se debía – y debe- por ejemplo, a las personas mayores, al padre, la madre…, o al cargo. Curiosamente, ese respeto debido no solía serlo a dos bandas, pues, según conceptos «modernos» de respeto, el niño, la infancia, adolescencia…, merecen también respeto, como no podía ser de otra forma.

    Antes las cosas eran de una manera determinada porque sí, porque siempre había sido así y era como estaba estructurada la sociedad. Era la adaptación y lo adecuado entonces, comportamientos repetitivos y muy extendidos…, pero quizás no los más adecuados a fecha de hoy.

    Conclusión: la palabra mágica sigue siendo y será RESPETO, antes, ahora … y siempre. Pero, aunque la base sea esa, es cierto, como apuntáis, que es necesario establecer ese marco ético de aplicación y no lamentar tiempos pasados sino pensar en cómo apuntar valores y transmitirlos porque, al fin y al cabo, vivimos en sociedad y sin ellos, la convivencia sería imposible.

    Jorge.
    Saludos.

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    • Hola, Jorge! Muchas gracias por tu comentario! Sin perjuicio de lo que te comentaré por mi parte te traslado lo que Edita aporta a aquél. Comienza por señalar tu reflexión: «En general -dices-estoy de acuerdo con la mayoría del planteamiento, salvo con la posibilidad de que exista en sociedades no humanas, dado que parto del concepto de voluntad y de decisión, que no de mero instinto».
      A esto señala Edita:
      Si planteamos el concepto de respeto en sentido amplio, de acuerdo con su significado original latino (respectus, atención, consideración) podemos aplicarlo también a diferentes sociedades de animales no humanos.
      Los primates, nuestros primos hermanos, tienen una sociedad muy sofisticada en la que el aprendizaje de los cachorros incluye el respeto a quién es quién en el grupo, qué se puede y qué no se puede hacer, etc., aprendizaje que dura más de dos años y sirve para toda la vida.
      Otros animales sociales, como los cánidos, los paquidermos y los cetáceos, por citar algunos, también tienen pautas de comportamiento bien definidas al respecto.
      En general, los animales superiores han demostrado fehacientemente que se mueven por algo más que el instinto: cuentan con niveles de inteligencia que a veces nos asombran, organizan sociedades complejísimas y se parecen tanto a nosotros que a en ocasiones nos da miedo. Nuestra cultura nos ha dotado de una visión antropocéntrica que nos dificulta aceptar la realidad.
      La realidad es que somos animales, y lo que nos separa de otros animales es un ridículo porcentaje de la dotación cromosómica… y nuestro enfoque antropocéntrico. Numerosos científicos y pensadores como Jesús Mosterín, MARC BEKOFF (por citar solo un par) nos ofrecen estudios al respecto, y en las redes es fácil encontrar información cualificada de diferentes estudiosos.
      Por si te apetece leer una de las aproximaciones al tema que yo hago desde el mundo de la gestión de empresas, aquí te dejo el enlace al post «reciclando el cerebro mediante valores» http://peopleplusprofit.org/reciclando-el-cerebro-mediante-valores/
      Muchísimas gracias por leernos y por tu generosa aportación. Por favor, sigue con nosotros ;-)».
      En cuanto pueda, te traslado yo mi análisis a tu aportación. Gracias por comentar!!

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    • El respeto para mí es una necesidad y un derecho para todos. Con independencia de nuestra condición o circunstancias de carácter individual o social. A lo largo del tiempo (y del «espacio», del territorio) se ha ido concretando de distintas formas. La cultura de cada lugar puede afectarle (no es lo mismo su concreción en el país del sol naciente que aquí). Aunque tiene en cualquier caso un fundamento común. Y podemos ir a la etimología, como ha hecho Edita, o -simplemente- pensar en tratar a los demás como te gustaría ser tratado. Y aquí podría hacer otro post… Quiero subrayar en todo caso algo del que hemos compartido Edita y yo. El «crea Ud en lo que quiera pero no empuje» me parece una sabia frase para poner el valor la tolerancia hacia la diversidad… sin aceptar, naturalmente, que alguna de esa diversidad «empuje». Vamos, que creo que en la vida la actitud de proponer es mejor que la de imponer, en cuanto a las convicciones de cada cual. Incluso como estrategia. Decía alguien -perdonad la expresión- que no hay qué empeñarse en llevar a nadie al cielo a base de patadas en el trasero. No decía trasero. Además de que dudo de que así se le pueda llevar…
      Si quieres proponer, si quieres convencer -o intentarlo- empieza por el ejemplo. Vale más que mil palabras. Aunque, a veces, salgan más fácil las mil…
      Un abrazo, amiga Edita, amigo Jorge.

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      • Hola José, hola Edita. Ha sido un placer leeros y os agradezco el tiempo dedicado a comentar mis impresiones acerca del tema propuesto. No es habitual recibir dos respuestas de personas tan lúcidas y preparadas y, por ello, mi agradecimiento es doble, así como por vuestra invitación a participar.

        A lo que vamos. Aunque me desvíe del tema propuesto del Respeto y de su aplicación en el ámbito social, espero que mi respuesta esté a la altura, al menos, de esta filosofía de vida -que comparto-.

        Considerando y reconociendo, que no soy un experto en el tema de la bioética, ni de la inteligencia animal, he preferido dilatar un poco mi respuesta sobre este tema, que parece ha prevalecido para, por un lado, leer los enlaces propuestos y, por otro, ampliar -en la medida de lo posible por el poco tiempo disponible- mi información acerca de estos temas para poderos dar mi opinión, siempre más encuadrada en impresiones personales…, por los mismos motivos. Creo que merece la pena.

        José, me voy a apuntar esa frase que compartís: «crea Ud. en lo que quiera pero no empuje». Me ha encantado…, y la añadiré a la mía habitual de «trata a los demás como quieres ser tratado» que, al parecer compartimos. Creo que hacen un magnífico complemento una de la otra.

        Aunque había oído hablar algo acerca de esos estudios que citáis, he de reconocer que no los tuve en cuenta a la hora de escribir mi comentario. Creo que es sano reconocer los errores propios así como cierta precipitación a la hora de redactar, por lo cual os ruego disculpas.

        Sí, es cierto lo que comentas, Edita, de la existencia de unas relaciones «sociales» entre algunas especies de animales, v. gr: los primates, las manadas de lobos, cetáceos, abejas, hormigas,… También es cierto que el punto de vista antropocéntrico siempre ha tendido a tratar a los animales poco más o menos que como a simples objetos, como meras herramientas de trabajo o fuente de alimentación, diversión o, en el mejor de los casos, de compañía.

        Pero considero que ese mismo punto de vista antropocentrista, el cual parece que se rechaza, es el mismo que se pretende utilizar para introducir el concepto bioético acerca de los animales y sus interrelaciones “sociales” y con nosotros ya que, opino, en ambos casos se trata de medir conforme el punto de vista del ser humano, intentando ver en ciertos comportamientos animales el reflejo de algo que nos resulte familiar conforme a nuestro prisma.

        ¿Instinto, inteligencia, voluntad, valores? Yo creo que son algunos de los puntos a destacar para mantener esa comparativa. No hablo de sentimiento, ni de conocimiento del dolor pues me consta que, al menos en los primates, sí existe un sufrimiento emocional; pero el dolor en otras especies, sin sufrimiento emocional, es otra cosa -en este caso no me refiero a los primates-, lo cual está directamente relacionado con la existencia y/o desarrollo, o no, del córtex prefrontal. Pero supongo que esta opinión está sujeta, cómo no, a mi valoración de lo que es el sufrimiento como ser humano, además de lo meramente anatómico.

        Cierto es que las investigaciones entre primates, v. gr, las efectuadas por Goodall, han cambiado concepciones que se tenían de ellos. El ejemplo de utilización de un palo, una herramienta, para conseguir comida es un ejemplo típico, pero también sé de un pinzón que hace algo similar. A su vez, el alimoche usa piedras para partir los huevos que serán su comida, etc.

        Mi pregunta es, ¿será capaz alguna vez el chimpancé de ir más allá por sí solo? ¿Es un comportamiento generalizado? ¿Cómo afecta a su evolución posterior? He leído que el Instituto alemán Max Planck encontró en Gabón, hasta 614 potenciales herramientas que eran construidas y usadas por chimpancés en 45 lugares distintos …, para su uso en colmenas. Sé de las jerarquías entre los miembros de una manada de lobos para la caza, entre otras especies para decidir quién come primero…, pero ¿hasta qué punto no estaremos hablando de una adaptación al medio, sin más, en lugar de inteligencia, con lo que ello supone de no cuantificable en sus límites?

        Como diferencia, el ser humano es capaz de guardar y perfeccionar sus creaciones. Asimismo, la creación artística siempre ha sido un factor importante. ¿Son capaces de tener valores morales?… Mi planteamiento es totalmente antropocéntrico, lo sé, pero no puedo separarme de lo que soy para establecer mis puntos de vista. Pero también considero, a priori, que las refutaciones que se hagan por necesidad se basan en el antropocentrismo. Ruego, sin embargo, conocer vuestro punto de vista.

        Considero válido el pensamiento acerca de que todos estamos interrelacionados, incluso que la supervivencia de unos depende de la existencia del otro; podemos incluso valorar en positivo que ese respeto que nos debemos entre especies es fundamental para nuestra existencia…, pero con límites. Sé que compartimos genes pues, retrocediendo en la evolución todo se simplifica y, al final, resulta que todos venimos de una célula y compartimos el mismo planeta, pero no comparto, lo siento, la igualdad ética del ser humano respecto al resto de animales. Aunque compartamos un 90 % del genoma del cerdo, o el 98 % con el chimpancé…, ir más allá creo que comporta olvidarnos de quienes somos y de nuestras características intrínsecas, gusten o no gusten.

        Por otro lado, como ya he dicho, estoy de acuerdo en puntos comunes que existen entre seres humanos y el resto de animales, sobre todo en lo que nos resta de instintos. ¿Acaso una madre piensa en el riesgo que asume cuando se ve en la necesidad de proteger a su hijo? ¿Eso no puede llamarse instinto? ¿Supervivencia? A posteriori, una vez superado el peligro, muy seguramente piense en el riesgo y en lo que se jugaba pero…, ¿cuál será su respuesta? Muy seguramente que tenía que hacerlo porque era su hijo. Recientemente he visto un vídeo en la que un conejo, en su afán de defender a sus crías, era capaz de enfrentarse y morder a una serpiente. Pero ¿es comparable? En la reacción sí, pero en la medición de las consecuencias y en la toma de decisiones de manera inteligente…, pues tengo mis dudas.

        Sé de especies que, dentro de un instinto de supervivencia, son capaces de dejar morir de hambre a sus crías más débiles, también sé de otras que ayudan a sus miembros más débiles…, pero creo que plantear similitudes con el ser humano sobrepasa mi conocimiento.

        La sociedad humana, teniendo como tiene verdaderos depredadores en su seno, establece unas normas, muy complejas, más que las de ninguna otra especie, de cumplimiento social necesarias para la convivencia. Incluso, en la mayoría de nuestros grupos sociales, el más depravado de nosotros merece la justicia y hasta una cierta compasión.

        Al final, creo que todo se reduce a cómo uno, de manera individual, quiere -”voluntad”- relacionarse con su entorno, de ahí que se deriven opciones como la de comer o no comer carne, tomar o no tomar leche de adultos…, pero que considero que, como opciones respetables que son, obedecen más a concepciones filosóficas, emocionales, conscientes…, que naturales.

        Bueno, amigos, saludos y un abrazo a ambos.
        P.D: … y gracias por vuestra paciencia en la lectura…, creo que me he extendido mucho.

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  2. Muchas gracias, Contramolinos, soy Edita. Por mi parte te agradezco sobremanera el esfuerzo que has hecho para condensar tantos pensamientos profundos, y también el respeto que rezuman tus razonamientos.
    Voy a permitirme no seguir la discusión, porque una discusión por escrito me exige un tiempo del que desdichadamente en estos momentos no dispongo, y porque perdemos la viveza de la réplica / contrarréplica del coloquio verbal. Así que, con tu permiso, lo aplazo hasta que tengamos la oportunidad de conocernos personalmente.
    Te agradezo muchísimo tu interés y te ruego que sigas acompañándonos.
    Un saludo muy cordial

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  3. Hola a todos:
    Después de leeros, y aprender y disfrutar con vuestros inteligentes comentarios, me gustaría hacer una pequeñita aportación.
    Partiendo de que, como muy bien señaláis, el RESPETO es esencial, y sin él la convivencia y aún la misma vida se hace difícil y aún imposible, creo que este es «conditio sine qua non» pero no basta para una vida personal y social conforme a la dignidad humana. Hemos de dar algún paso más hacia el afecto y hacia el amor.
    Me viene a la cabeza la cierta alergia que me produce la palabra «tolerancia»; entendiendo las buenas intenciones que seguramente tienen quienes la usan considero que bajo un disfraz benevolente encierra elementos muy peligrosos. ¿Debo «tolerar» los errores? Si un alumno, por ejemplo, tiene un error conceptual ¿Debo tolerarlo? ¿No debería yo más bien, por respeto y afecto, ayudarle a que se diera cuenta? ¿Debo tolerar a las personas? En cierto sentido, sí. Pero, si hablo por mí, considero que más que me toleren prefiero ser apreciado, tenido en cuenta y, a ser posible, amado. En todo caso, y soy consciente del juego de palabras, lo que no debemos ser intolerantes o intransigentes si empleamos estas palabras fijándonos en los modos externos de actuar. La afabilidad y la compostura son elementos imprescindibles en toda interrelación humana, máxime cuando el tema de la conversación es controvertido. RESPETO sí pero no solo.
    Espero no haber «empujado». Saludos muy cordiales.

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    • Muchas gracias, José Fernando. Para nada has «empujado». Las ideas o conductas pueden ser toleradas (si lo merecen, no aquellas que atenten a los derechos o dignidad humana, por ejemplo) aunque, fuera de esos casos, uno no piense o hubiera actuado igual. Todas las personas merecen per se algo más que tolerancia. Precisamente por su condición de tales, por su dignidad. Hay que diferenciar entre «lo hecho» y el «agente». Recuerdas sin duda lo que antes se decía más: «odia el pecado y compadece al pecador». Espero haberme expresado bien. Voy viajando… Abrazos

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  4. Buenas tardes a todos.

    Si me lo permitís, aquí va mi pequeña contribución al blog (espero no alargarme tanto como la última vez) y al tema, siempre interesante, de la Tolerancia y en ella, el Respeto, las cuales creo deben ir cercanas una de la otra, pero en una relación como de «primos».

    Como bien puntualiza JFCalderero, así como José, el nexo común que debe estar siempre presente es la Dignidad del ser humano, pero ante las cuestiones planteadas, permitidme mi pequeña valoración acerca del tema.

    Considero que, al igual que ocurre con otros conceptos, el caso de la Tolerancia tiene su origen en sociedades y sistemas No Tolerantes y en cómo, en el tiempo, dichas sociedades y sistemas le han ido dando cada vez más valor al Ser Humano y con ella, indirectamente, a la Dignidad que se merece por sí mismo, al Respeto que éste se merece no por más mérito que ser humano …, no sin haberse completado del todo, en mi modesta opinión, la consecución de tan loable objetivo y estando sujeto a los vaivenes sociales e históricos.

    El término Tolerar tampoco es santo de mi devoción, lo reconozco, pero porque creo que hay otros valores muy por encima de la simple Tolerancia.

    En mi opinión, Tolerar me parece un …»ok, no me gusta, no estoy de acuerdo…, pero vale, te dejo hacer»… Falla algo, falta algo. A lo largo de la Historia hubo épocas, muy manidas ya, en las que refiriéndonos a ellas, abusamos del término Tolerancia…, pero mi pregunta es…, ¿había convivencia, respeto mutuo, comprensión? Evidentemente, estos tres últimos términos los considero unidos al amor…, pero aquí pretendo meter el dedo en la llaga: ¿qué principio se debe enseñar, el de la Tolerancia o el del Amor?

    Es por ello que creo que, teniendo como base el Amor al ser humano y a lo que representa, poniendo a continuación en práctica la comprensión -no la mimetización- y el respeto…, para lograr la convivencia, creo que se podría avanzar mucho en esta sociedad…, ¡pero claro!, debe haber un interés real y un esfuerzo, también creo que recíproco, para conseguirlo…, es decir: se debe educar en Valores.

    Para finalizar, una última puntualización. La Dignidad del ser humano es intrínseca a sí mismo, eso creo que lo tenemos claro, pero como ser social que es, y para que esa Dignidad no se vea truncada, son necesarios, a mi entender, los parámetros anteriores.

    Saludos cordiales,
    Jorge.

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      • Gracias a todos y buen fin de semana.
        A la pregunta de contramolinos «¿qué principio se debe enseñar, el de la Tolerancia o el del Amor?» contesto rotundamente: el del AMOR. El ser humano que no ama se marchita.
        El desarrollo personal del ser humano pasa necesariamente por el desarrollo de su capacidad/necesidad de aportar algo a los demás.
        Creo que hay dos «asignaturas» muy necesarias: «Aprender a amar» y «Aprender a pensar». Si estás dos puede que falte lo esencial para la vida de cada uno y de la sociedad.
        Saludos muy cordiales,
        JF

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  5. No puedo estar más de cuerdo con JF.

    «Aprender a amar» vinculado a «aprender a pensar»…, nunca me lo había planteado así, pero razón no le falta. Lo pienso y no puedo por más de ver, en la ausencia de este principio, la tremenda animalización que se está desarrollando en la sociedad, por no pensar, por confundir la idea del amor.

    Por mucho que se nos quiera hacer creer en el desarrollo solidario de la población más joven, en sus cada vez mayores planteamientos ecologistas,… reconozco con tristeza que esas dos asignaturas que se señalan, quedan todavía pendientes.

    Existe una confusión tremenda entre lo «que es» a lo que «debe ser» y los «medios» para lograrlo. Nunca como hoy, a lo largo de la Historia, he visto una sociedad con tantas posibilidades de desarrollo pero tan desinformada (tanto por el término información como formación, permitidme este juego de palabras) en la que existan tantos tabúes o, incluso, «exceso de principios»…, pero en la que faltan los valores principales que JF señala.

    Quizás sea, y es mi reflexión, un resultado de la sociedad que se nos pretende inculcar, en donde prevalece lo fácil al esfuerzo, el ocio al trabajo, la banalización de lo espiritual y el relativismo en todo…, pero ¡claro, pienso así porque no estoy a la moda! …, soy un poco contra molinos 😉

    Saludos cordiales.

    PD: ¡qué susto, José…, pensaba que había perdido «fuelle»! ¡Un abrazo!

    Buen fin de semana a ambos.
    Jorge.

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      • Hola José y Jorge:
        Me encantaría poder desarrollar ampliamente la idea de la conveniencia/necesidad de «Aprender a amar» y «Aprender a pensar» y las relaciones mutuas. En estos momentos solo puedo limitarme a dar un par de pinceladas para centrar la cuestión:
        1. Desarrollar habilidades cognitivas sin tener claros los fines puede acabar en saber «hacer bien el mal», como ha ocurrido en muchas ocasiones en la Historia.
        2.- Entender algo tan, tan, tan importante como el amor de una forma tan reduccionista cono hace la R.A.E. [ http://lema.rae.es/drae/?val=amor ] supone una ruptura entre el bien y la voluntad que puede provocar consecuencias desatrosas. Amar es procurar el bien del otro y para eso es necesario discernir, pensar. Si solo se queda en sentimientos, sensaciones, emociones, etc. podemos retroceder siglos de civilización.
        Creo que en mi próxima entrada en INED21 desarrollaré algo más estas relevantes cuestiones.
        Un saludo muy cordial,
        JF

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  6. Buenos días, José y José Fernando,
    Sin duda, comparto la misma opinión.
    Si me lo permites, JF, será un placer seguir tu ampliación del tema del amor en INED21.
    Saludos cordiales.

    José, como soy «nuevo» por estas redes…, ¿me puedes confirmar, por favor, si el enlace de INED21 es http://ined21.com/ ? Gracias.
    ¡Un abrazo!
    Jorge

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