No te tomes tan en serio

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En el mismo patíbulo, poco antes de ser ejecutado, el político y humanista inglés Tomás Moro solicita a su verdugo: Ayúdame a subir las escaleras, que de bajar ya me encargo yo.

El asombroso sentido del humor que muestra el que fuera canciller de Enrique VIII ante semejante trance constituye una aplicación práctica de las «bienaventuranzas» que nos legó por escrito. En efecto, en breves líneas, en El gusto de vivir”, Tomás Moro nos ofrece su particular receta para una vida dichosa y que irradie felicidad, más allá de cualesquiera avatares o dificultades.

Conviene meditarlas pues no son escasas las ocasiones en que somos expertos en agobiarnos más allá de lo razonable. Incluso hasta llegar a sufrir. Y hay que “buscarle la vuelta” y potenciar nuestra resiliencia.

A modo de posible «manual de funcionamiento» me gustaría trasladarte algunas consideraciones que he ido interiorizando a lo largo de mi actividad y que creo pueden sernos útiles en general:

  1. Si un problema tiene solución es un reto. Si no la tiene es un dato. Hay que afrontar los retos, para poder superarlos; y hay que contar con los datos para actuar con conocimiento de causa.
  2. Ante un problema, más allá de preocuparse, hay que  ocuparse.
  3. En ocasiones, conviene “alejarse” del problema, temporal o espacialmente, de cara a valorar su entidad real, haciéndolo con perspectiva. No vaya a ser que los árboles no te dejen ver el bosque. En ese “alejamiento” existe un consejo práctico útil. Conviene hacerse la siguiente pregunta: ¿Cómo valoraré dentro de dos o tres años lo que hoy me agobia? ¿Como algo incidental, menor, como algo grave? Muy pocas veces esta última es la respuesta.
  4. Es muy sano volcarse en aportar soluciones de futuro más que recrearse en dar vueltas a un pasado que, para bien o para mal, es inmutable. Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá, indicaba Harold Macmillan.
  5. Aprendemos mucho más de nuestros fracasos y contrariedades que de nuestros éxitos. Como decía Benjamín DisraeliNo hay educación como la que da la adversidad.
  6. El que persevera acaba dando lo mejor de sí mismo, que es a lo que uno está obligado: He fallado más de 9.000 canastas en mi carrera. He perdido casi 300 partidos. 26 veces han confiado en mí para encestar el tiro que ganaba el juego y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y eso es por lo que tengo éxito. Michael Jordan, jugador de la NBA.
  7. Un apunte más: que sepamos medir nuestras propias debilidades sin hacer de ello una tragedia. No te agobies con las críticas ajenas o propias. Aprovéchalas: “Con las piedras que me arrojáis construyo los escalones que llevan a mi casa”.  Y encájalas bien: Dichosos los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse, decía Tomás Moro.  Suena bien.  A melodía.

Melodía… hablando de melodía, recuerdo a aquel septuagenario que, tras múltiples intentos, obtuvo el carnet de conducir. Conducía fatal. Todo el que se cruzaba con él, el que venía de frente o el que iba detrás… le pegaba un bocinazo. Y el hombre, lleno de optimismo, se decía: ¡Hay que ver la de gente que me conoce y saluda! Aunque yo, cuando voy conduciendo, no saludo a nadie…

¡Necesitamos personas optimistas! Eso sí, que se conduzcan lo mejor posible…

¿Te ha servido el post? ¿Me ayudas a difundir? ¡Muchas gracias!

40 comentarios en “No te tomes tan en serio

    • Tenemos que ser personas fuertes, resistentes (que no conformistas) ante la adversidad. Y «pelear» ante los retos que se nos presenten en la vida, con ánimo, con empeño, con espíritu de superación. Las entradas más recientes del blog expresan mi opinión sobre todo ello. Muchas gracias por aportar tu opinión, César. Un saludo cordial

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    • Me alegro mucho, Johel. Espero que disfrutes con el blog. Quizás te gusten especialmente «6 ideas para esculpir tu vida», «12 pautas para que no te rompa el estrés» o, por citar una diferente, «De la belleza». Feliz día!

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    • Muchas gracias, Javier, por tu comentario. Desde casa, desde el colegio, desde la sociedad… Penalizamos mucho el error y… errare humanum est! Un saludo muy cordial

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  1. En la carrera de Profesorado pueden estudiar la materia que quieran, pero en la de MAGISTERIO deberían hacerse MAESTROS RESILIENTES, para enseñar cualquier materia relisientemente.

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    • Muchas gracias por compartir su visión. A todas las personas nos es muy importante la resiliencia. En todo caso, dar clase (y «darse» en la clase) exige un esfuerzo grande para profesores y maestros. Cada etapa educativa tiene sus características, sus retos, ilusiones y posibles dificultades. La resiliencia, la empatía, la inteligencia emocional, las virtudes humanas nos son muy necesarias a todas las personas, pero seguro que ayudan especialmente a quienes (como padres o docentes) tenemos que educar. Un saludo cordial

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  2. Como bien decías en este artículo tuyo y vuelves a recordarnos, debemos saber medir nuestras propias debilidades sin hacer de ello una tragedia. Aunque a veces nos resulte difícil, no debemos agobiarnos con las críticas ajenas o propias. Y por supuesto, aprovechémoslas para crecer siempre: “con las piedras que me arrojáis construyo los escalones que llevan a mi casa”.
    Como le decimos a nuestros 4 hijos: «siempre debemos tener presente que no existe el fracaso sino como un paso más hacia el éxito».
    Buen artículo con buen mensaje para tener siempre presente, José. Un saludo

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  3. Gracias José, hoy me ha venido como anillo al dedo eso de:»No te tomes nada tan en serio»,me estaba cuestionando el :»Me niego a vivir en serio y en serie».Seguiré tu consejo.

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  4. Muy interesante su artículo.Hoy he tenido un día de esos en que me tocó lidiar con gente muy a la defensiva y por tanto con la emoción a flor de piel para acusar y he hecho mucho esfuerzo por controlarme pero a veces no se puede.

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